Según expone el investigador en la revista European Journal of Physics, tanto la dirección y la intensidad en la que sopla el viento como la estatura y la complexión física de la persona influyen en la respuesta.
En la mayoría de casos, la respuesta general es que hay que correr lo más rápido que se pueda. Pero esa solución cambia en el caso de que haya ráfagas de viento o de que la persona sea bastante delgada, en cuyo caso no conviene correr tanto.
Y si el viento sopla desde atrás, la velocidad óptima será exactamente la misma que la del viento.
Es uno de los grandes misterios que ha perseguido a la humanidad hace siglos no tiene que ver con tesoros ocultos ni con profecías. En realidad se trata de algo tan simple como saber si, para evitar mojarnos, es mejor caminar o correr bajo la lluvia.
El físico Henry Reich, de MinutePhysics, intentó responder de una vez por todas este enigma, comparando la cantidad de agua que recibes sobre ti cuando estás detenido o caminando, a la que recibes cuando corres tratando de buscar refugio.
Y si bien es cierto que al correr recibirías -en apariencia- más agua chocando contigo desde el frente, la verdad es que el único factor que realmente varía es el tiempo de exposición a la lluvia, haciendo que correr sea la mejor forma de mantenerte seco (al menos en parte).
Por cierto, Reich no está ajeno al hecho de un capítulo de “Cazadores de Mitos” llegó a la conclusión de que caminar era más conveniente que correr, sin embargo asegura que pruebas posteriores hechas por la producción llegaron a la misma conclusión que él: bajo la lluvia, correr es lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario...