03 noviembre 2006

Agua y ejercício

Existe la llamada litiasis renal o formación de cálculos en el riñón, que es un frecuente desorden metabólico. Cuando la ¨piedra¨ se enclava en algún área del riñón puede aparecer sangre en la orina y dolor tipo cólico cuando el cálculo desciende.

La primera causa de formación de cálculos es no tomar suficiente líquido, además de razones metabólicas y endocrinas.

El ejercicio —sobre todo el aeróbico, como natación, ciclismo, trote y caminatas— no está contraindicado en estos pacientes. El ejercicio es muy conveniente pues aumenta el flujo sanguíneo, pero el temor es el círculo vicioso.


Quien padece de cálculos, probablemente toma poca agua; y quien hace ejercicio suda bastante y se deshidrata, y tiene que reponer ese líquido. Si además de tomar poca agua, suda mucho, la litiasis empeorará. El cálculo debe ser analizado cristalográficamente, para saber su contenido y así limitar ciertos alimentos.


Lo demás es tomar más de tres litros de líquido cada día. El ejercicio es muy conveniente pues aumenta el flujo sanguíneo ofrecido al riñón para limpiar la sangre, lo que incrementa la eliminación de estas sustancias, pero se requiere mucho líquido para esa depuración.
Si no se ingiere bastante agua ocurrirá lo contrario: deshidratación, litiasis e infección.

Efectuar algunos cambios

Existen una serie de condiciones propias de cada persona o del ambiente que le rodea, llamadas factores de riesgo, que aumentan la posibilidad de presentar cifras presión arterial elevada (PAE). De éstas, la edad, el género y la herencia no son modificables. Pero otros, sí lo son. De primera línea, en el cambio de los malos hábitos de vida, están:
  • Reducir el exceso de sal para controlar la PAE. El sodio contenido en la sal corriente y otros alimentos facilita la retención de líquidos en el sistema circulatorio, lo cual aumenta la presión.
  • La obesidad se relaciona directamente con mayor riesgo de endurecimiento y estrechamiento de las arterias (aterosclerosis), diabetes y PAE. Las calorías vacías del alcohol promueven la obesidad sin nutrir, eleva el colesterol y aumenta el riesgo de aterosclerosis e infarto, y también impide la acción de algunos antihipertensivos.
  • La nicotina del tabaco da taquicardia y, luego, reduce el diámetro de las arterias, dificultando el flujo sanguíneo, y también daña las coronarias.
  • La inactividad física es un factor de riesgo común para desarrollar diabetes, cardiopatía y PAE. La práctica regular de algún ejercicio reduce el peso, el estrés, la PAE, previene la diabetes y fortalece el sistema cardiovascular, nada menos.
La ansiedad mata al corazón, pero el ejercicio mata a la ansiedad. Cambiemos lo que podemos cambiar, y no nos preocupemos por lo que es invariable. ¡A caminar!

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