08 septiembre 2006

Alimentación contra el envejecimiento

Las vitaminas C, E y A, junto con otros elementos presentes en nuestra dieta, pueden mejorar la adaptación del organismo al paso de los años, siempre que no se abuse de ellos

El envejecimiento es consustancial al ser humano y, sin embargo, aún se desconoce por qué se produce. Se han elaborado diversas teorías que intentan explicar los mecanismos involucrados en el proceso de envejecimiento. Una de ellas se conoce con el nombre de 'teoría de los radicales libres o del estrés oxidativo'. Se basa en un fenómeno común que se produce en nuestras células ante la presencia de oxígeno, lo que genera reacciones de oxidación, que a su vez crean los llamados radicales libres, agentes oxidantes que causan deterioro celular.

Se sabe que la acumulación de radicales libres en nuestro cuerpo produce alteraciones de la función celular que causan su muerte. Eso sí, para paliar sus efectos nocivos, las células disponen de sus propios mecanismos; en concreto, de sistemas enzimáticos que representan nuestras defensas antioxidantes. Conforme envejecemos, su capacidad de protección disminuye, por lo que los radicales libres superan la capacidad de nuestro cuerpo para frenar sus efectos. Esto explica que cuando se envejece, además de que cambia nuestro aspecto físico -nos salen arrugas y manchas en la piel-, se da un deterioro progresivo de nuestros órganos y sistemas, lo que se traduce en más casos de diabetes, alteraciones cardiovasculares, cánceres, etc. No obstante, al margen de la edad, hay que considerar otros factores como el tabaco, el abuso de alcohol, las infecciones y enfermedades, el estrés, la exposición a rayos solares sin protección, las dietas demasiado energéticas o desequilibradas, la contaminación ambiental, el ejercicio intenso, etc.

Antioxidantes: defensas contra los radicales libres

Los antioxidantes no sólo se encuentran en nuestro cuerpo. También provienen de los alimentos. Es más, la mayoría de los seres vivos dispone de sus propias defensas antioxidantes, y en particular los vegetales. Por ejemplo: la vitamina E de los frutos secos retrasa la pérdida de sus cualidades.

Los antioxidantes más estudiados son ciertas vitaminas -C, E, A-, minerales -selenio, cinc, cobre...- y compuestos propios de plantas conocidos como fotoquímicos (la familia de los polifenoles es la más destacada). Estos últimos son compuestos que dan color a frutas y verduras, aromáticos -compuestos de azufre en las coles-, etc., de ahí que se recomiende consumir cada día alimentos vegetales. En general, los alimentos que más se consumen y de mayor capacidad antioxidante en la dieta española son: frutas, pan, patatas, hortalizas, cacao, legumbres, frutos secos y aceite de oliva.

¿Qué enfermedades pueden prevenir?

Cuando los antioxidantes no son capaces de frenar a los radicales libres se producen daños sobre las grasas, las proteínas y los genes. Se ha constatado que si el llamado mal colesterol o LDL-c se oxida, es más fácil que se adhiera a las paredes de los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo cardiovascular. Si las células de los vasos sanguíneos se ven afectadas por los radicales libres, se originan alteraciones vasculares que también aumentan el riesgo cardiovascular. Cuando los radicales libres actúan sobre los genes, se incrementa el riesgo de tumores, y cuando afectan a las proteínas, los efectos se plasman en deterioro y muerte celular, asociados al proceso de envejecimiento y a un mayor riesgo de enfermedades degenerativas que inciden en el sistema nervioso, como el parkinson. Lo que hacen los antioxidantes es frenar las reacciones de oxidación en las células a partir de las que se originan los nocivos radicales libres. Por tanto, su papel es clave en la reducción enfermedades cardiovasculares, de tumores, y de enfermedades neurodegenerativas, al tiempo que potencian el sistema inmunológico.

¿Quién necesita antioxidantes?

Todos necesitamos antioxidantes provenientes de la dieta, a pesar de que nuestro cuerpo dispone de sus propias defensas. De hecho, parte de esos sistemas de protección precisan de los antioxidantes de los alimentos para realizar su función y dependen de ellos para frenar a los radicales libres. No obstante, no se trata de consumir la mayor cantidad posible de antioxidantes, sino de tomar la dosis adecuada a cada situación. Además, dado que hay factores que favorecen la producción de radicales libres, conviene mejorar los hábitos de alimentación y cuidar el estilo de vida, si lo que se desea es envejecer de manera saludable y ayudar a prevenir enfermedades.

¿Cuál es la dosis adecuada de antioxidantes?

Hacen falta más estudios para determinar cuál es la dosis segura de antioxidantes. Los expertos aconsejan la inclusión en una dieta equilibrada de alimentos que aportan antioxidantes y un estilo de vida sanos, más que recurrir a complementos o a alimentos enriquecidos. No conviene utilizar sin consejo profesional pastillas y complementos similares para aumentar el nivel de antioxidantes.

Disponemos de alimentos que en sí mismos contienen antioxidantes y otras sustancias que incluso potencian su acción. Por ejemplo, en los cítricos, además de vitamina C, hay ácido cítrico, una sustancia que aumenta su acción antioxidante, lo que por lo general no se contempla en alimentos enriquecidos y complementos.

Por otro lado, se ha comprobado que dosis excesivas de antioxidantes originan efectos dañinos. Así, el abuso de vitamina C puede provocar diarreas; dosis elevadas de vitamina E causan conjuntivitis, daños en las mucosas e incluso mayor fragilidad de huesos. Una sobredosis de selenio se asocia a caída del cabello, alteración de uñas y dientes... Es más fácil sobrepasar la cantidad de antioxidantes con pastillas y similares que con el consumo de alimentos que los contienen de manera natural, de ahí que se insista en recurrir al consejo profesional siempre, antes que tomarlos por cuenta propia. En casos concretos en los que se sabe que la producción de radicales libres está aumentada -deportistas de elite, fumadores, etc.- también es preciso que un experto valore la dosis extra y segura de antioxidantes, ya sea por medio de un mayor consumo de alimentos comunes, al empleo de alimentos enriquecidos o de complementos.

Rueda de la SEDCA, Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación


La rueda de los alimentos más comunes en la dieta española de mayor acción antioxidante.

Los diez alimentos más ricos en antioxidantes
  • Aguacate
  • Bayas: arándanos, moras, frambuesas y fresas
  • Brécol o bróculi
  • Repollo y coles en general
  • Zanahoria
  • Cítricos
  • Uvas
  • Cebollas -en especial las moradas-
  • Espinacas
  • Tomates -en especial frito-



Fuente: consumer.es (sept/2006)
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