25 mayo 2006

Cómo proteger la piel en el verano

La ANEFP (Asociación para el Autocuidado de la Salud) lanza una serie de recomendaciones sobre qué utilizar durante estas fechas del año

En los últimos diez años, los casos de personas con piel sensible se han duplicado afectando a más de la mitad de la población. La exposición inadecuada al sol puede producir insolaciones, quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel, irritación e incluso alergias. Para evitarlo, la ANEFP recomienda utilizar protectores solares o fotoprotectores con una calidad y seguridad contrastada.

El verano es, sin duda, la época más propicia para disfrutar del sol y de un buen bronceado durante las vacaciones, como símbolo de belleza, juventud y salud. De hecho, el sol ayuda en la formación de vitamina D y aporta beneficios terapéuticos en diversas enfermedades como la osteoporosis. Sin embargo, las radiaciones solares ultravioleta (UV) son cada vez más dañinas para la piel debido al deterioro de la capa de ozono, pudiendo producir lesiones epidérmicas como eritemas solares, envejecimiento cutáneo, problemas estéticos e incluso, melanoma o cáncer de piel. El grado de estas radiaciones solares, el tipo de piel que las recibe y la protección utilizada son factores que influyen en que cada persona sufra distintos daños en la dermis.

Existen tres tipos de rayos UV:

  • UVA: son los responsables de la pigmentación inmediata de la piel (proceso del bronceado). Penetran menos profundamente en ella, provocan eritemas, enrojecimiento, manchas y envejecimiento cutáneo porque destruyen el colágeno que aporta elasticidad a la piel.
  • UVB: Su radiación posee mayor energía, pero penetra poco en la piel. Sus efectos aparecen a largo plazo y son los causantes de las quemaduras, del incremento del grosor cutáneo y del cáncer de piel.
  • UVC: sus radiaciones son las más agresivas, pero afortunadamente no llegan a traspasar la capa de ozono porque la atmósfera los retiene.

Los mecanismos de defensa que el cuerpo humano despliega ante las agresiones del sol van desde la formación de melanina (bronceado) y la secreción de sudor, hasta el aumento del grosor de la piel, que impide de forma más eficaz la penetración de los rayos del sol. Sin embargo, cada vez son más las personas que sufren las consecuencias nocivas del sol debido a la falta de protección ante las exposiciones solares. Por este motivo y tal y como recuerda Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud, “hay que tener en cuenta siempre que el bronceado es también un signo de daño y que repercute en el envejecimiento prematuro de la dermis”.

Cada año se producen cerca de 10 millones de consultas relacionadas con la piel en las farmacias, según los datos aportados en las últimas Jornadas Nacionales de Dermofarmacia. Los casos de personas cuya piel es sensible a los rayos solares han pasado de una media del 29% al 60% de la población en la última década. Los síntomas que presenta este tipo de piel son enrojecimiento, tirantez, e irritación y cada vez más se producen alergias. En este sentido, según aconseja García Gutiérrez, “es esencial consultar a los profesionales sanitarios a la hora de adquirir los protectores solares más adecuados para cada tipo de piel”.

También hay que tener en cuenta que hay medicamentos e incluso patologías que producen en la piel una reacción de fotosensibilidad por la exposición solar, por lo que se recomienda consultar al farmacéutico, según afirma el director de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp). Tampoco podemos olvidar que algunos productos cosméticos, perfumes o lociones contienen alcohol, que pueden producir manchas o irritación en la piel tras su exposición al sol.

Seguridad y versatilidad de los filtros solares

Existen en el mercado una gran variedad de protectores solares seguros, versátiles y resistentes al agua. Actúan fundamentalmente de dos formas: desviando todas las radiaciones solares y evitando que penetren en la epidermis (pantallas o filtros físicos), o bien absorbiendo parte de las radiaciones solares (filtros químicos). El espectro de actuación de las pantallas es más amplio, por lo que están especialmente recomendadas para los niños, personas con pieles sensibles o con lesiones o cicatrices recientes, mujeres embarazadas y para aquellos que se han sometido a un tratamiento con láser o ‘peeling’ químico.

Como norma general, las horas de riesgo son de doce de la mañana a cuatro de la tarde, por lo que hay que evitar la exposición directa al sol en estas horas del día. Los fotoprotectores se deben aplicar media hora antes de la exposición solar y renovar la aplicación cada dos horas y después de cada baño. Tras la exposición solar es importante seguir cuidando la piel, hidratándola a diario mediante leche nutritiva; las lociones calmantes o regeneradoras se deben utilizar para aliviar la congestión. Contienen vitaminas A y E para prevenir el envejecimiento y el cáncer de piel. Además de los protectores solares para la piel, es importante tener a mano protectores labiales para evitar quemadura, deshidratación y sequedad en esta zona tan delicada, ya que los labios carecen de protección natural contra las radiaciones UV.

Otro factor a tener en cuenta es que internamente el cuerpo también padece deshidratación, con pérdida de agua y sales minerales indispensables para el organismo y la belleza de la piel; por eso, aunque no se tenga sensación de sed, es recomendable beber agua o bebidas isotónicas, para reponer dichas pérdidas.

Fototipos de piel (con la descripción y el factor de protección solar):

  • Fototipo I - Piel blanca-lechosa y se descama con facilidad. Prácticamente no se pigmentan. Intensas quemaduras solares. Ultraprotección > 25
  • Fototipo II - Piel clara, no muy sensible. Se pigmentan ligeramente. Se queman fácilmente e intensamente. Mínimo 20-25 (FPS Alto)
  • Fototipo III - Razas caucásicas (europeas). Se pigmentan. Se queman con moderación. Mínimo 15 (FPS Medio-Alto)
  • Fototipo IV - Piel ligeramente oscura (razas mediterráneas). Se pigmentan con facilidad. Se queman moderadamente o mínimamente. Mínimo 10 (FPS Medio)
  • Fototipo V - Personas amerindias e hispanas. Se pigmentan con facilidad e intensamente. Se queman raras veces. Mínimo 4-6 (FPS Bajo)
  • Fototipo VI - Razas negras. Se pigmentan intensamente. No se queman nunca. Protección mínima

El índice de protección (IP) o FPS es el factor por el que se multiplica el tiempo en minutos que protege el fotoprotector antes de producirse enrojecimiento en la piel. Ejemplo: FPS=20: Si la piel de una persona tarda 5 minutos en enrojecerse, tras aplicar el fotoprotector su piel estará protegida 100 (20x5) minutos o una hora y cuarenta minutos. No es un índice exacto.

Es importante tener en cuenta y recordar que:

  • La nieve, la arena y el agua reflejan los rayos solares, aumentando su efecto sobre la piel, pudiéndose producir quemaduras incluso en la sombra.
  • Se debe continuar protegiendo la piel, aunque ya esté bronceada o las nubes cubran el sol

No se recomienda la exposición al sol de niños menores de 3 años, ya que su piel es muy sensible y no tiene capacidad de respuesta frente al sol. Los daños solares se acumulan de forma progresiva en la piel y ésta recuerda quemaduras importantes, sobre todo las recibidas durante la infancia.

Fuente: noticias.com - 24/05/2006

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