Si bien la relación parece indirecta, quienes practican yoga aparentemente pueden evitar —o, al menos, minimizar— el medio kilo por año que la gente suele subir entre los 45 y los 55 años.
La investigación se basó en el seguimiento de más de 15.000 hombres y mujeres de entre 53 y 57 años, que revelaron cuánto pesaban a los 45 años y su peso actual. A los participantes también se les preguntó si habían practicado, con regularidad, tres actividades recreativas específicas -caminar, levantar pesas y yoga- y si participaban en dos categorías más amplias de actividad física: ejercicio moderado o intenso. Los investigadores analizaron la dieta de los participantes con un cuestionario sobre su alimentación.
La gente que tenía un peso normal a los 45 años y practicó yoga durante cuatro años o más, por lo menos 30 minutos una vez por semana, subió menos de peso. Quienes tenían sobrepeso a los 45 años y practicaron yoga perdieron un promedio de 2,5 kilos, frente a un aumento 6,5 kilos entre quienes tenían sobrepeso y no hicieron yoga.
Alan Kristal, el principal autor del estudio y director adjunto del programa de prevención del cáncer del Centro de Investigación de Cáncer Fred Hutchinson, resaltó que el yoga no era una técnica mágica de control de peso. "Hay muchas estrategias para controlar el peso", dijo. "Pero ninguna nos permite escapar a las leyes de la termodinámica. Si uno consume más energía de la que gasta, la almacena como grasa".
Sin embargo, agregó, el yoga le permite a la gente que nunca fue físicamente activa, iniciar una actividad física regular".
El estudio determinó diferencias importantes en el estilo de vida de quienes practicaron yoga y quienes no. Los que practicaron yoga registraron una mayor actividad física además del yoga. Los que practicaron yoga también comían más, por su mayor nivel de ejercicio.
Pero, incluso después de los ajustes estadísticos, persistieron las diferencias en la suba de peso entre quienes practicaban yoga y quienes no.
Los autores coincidieron en que su estudio, publicado en Alternative Therapies, tiene muchas limitaciones. Si bien había más de 1.000 personas en el estudio que practicaban algo de yoga, casi la mitad hacía menos de 30 minutos por sesión, mientras que las sesiones normales de yoga suelen durar entre 60 y 90 minutos. Sólo 132 de estas personas mantuvieron la práctica más allá de cuatro años.
Por otra parte, el estudio dependía de informes personales, que no siempre son confiables. Y los investigadores resaltaron que quienes practicaban yoga en su encuesta tenían un mejor estado físico general que los demás.
Los estudios de este tipo, dijeron, son difíciles de interpretar y las pruebas clínicas son la mejor manera de determinar el efecto del yoga en el control del peso.
De todos modos, los investigadores ofrecieron varios mecanismos posibles para una conexión indirecta entre el yoga y el peso.
Si bien el yoga en sí no satisface los requerimientos mínimos de ejercicio diario, señalaron, sí mejora la capacidad de ejercicio.
Es más, para una persona sedentaria, el yoga puede ser el comienzo de una actividad física más intensa. Los que practican yoga suelen decir que se sienten "más conectados" con su cuerpo, lo que puede reducir la ingesta de comida al mejorar la sensación de saciedad.
Finalmente, el yoga promueve una sensación de bienestar y estimula el compromiso y la disciplina, cualidades que ayudan a realizar cambios en el estilo de vida, dijeron los investigadores.
Fuente: Nicholas Bakalar, The New York Times, (27/Octubre/2005)
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