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Cuando el corazón de Bill Clinton le jugó una mala pasada y tuvo que someterse a una intervención coronaria supo que algo tenía que hacer para frenar el sobrepeso que tienen los niños estadounidenses. En entrevista con la CNN confesó que "fui un niño gordo" y que ahora sabe, por sus cuatro by-pass- de los estragos que causa la comida chatarra en el organismo.
Tan empeñado está en frenar la obesidad que creó la Fundación Clinton que incentiva a los productores de alimentos y cadenas de restaurantes a ofrecer menús más saludables para el corazón, y también se unió a la American Heart Association y a Healthiest Generation Alliance.
En el marco del Día Mundial del Corazón, el ex presidente de los Estados Unidos precisó que "si queremos que los niños de hoy se conviertan en los padres y líderes del mañana, tenemos que actuar ahora para reducir la creciente prevalencia de las enfermedades cardiovasculares ensenándoles a serguir un modo de vida sano".
En la cruzada "antigordos" el ex mandatario no está solo porque cuenta con el apoyo del astro número uno del tenis, Roger Federer y con el respaldo de la Federación Mundial del Corazón, Ong con sede en Ginebra (Suiza), entidad a la que pidó subrayar la importancia de mantenerse en un peso adecuado y que insista en promover dietas equilibradas y más actividad física.
Factor de riesgo
El presidente del Comité Científico Asesor de la Federación Mundial del Corazón, Sidney Smith, recalcó que un estudio de la entidad determinó que una cintura superior a los 94 centímetros entre los hombres supone un factor de riesgo de padecer un ataque cardíaco. Y para evitar esta acumulación de adipositos recomendó caminar 30 minutos al día, una dieta equilibrada y tomar mucha agua.
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