Una de las pruebas de campo más sencillas y eficaces para medir la resistencia aeróbica (capacidad del cuerpo para hacer esfuerzos de larga duración) es la Prueba de Cooper. Esta prueba consiste en una carrera ininterrumpida sobre un terreno completamente plano, tratando de recorrer la mayor distancia posible en un tiempo de 12 minutos. El registro de distancia se lleva a una tabla previamente establecida por sexo y grupo etario, que clasifica el nivel entre "muy malo" y "excelente". De esta manera podemos observar que un hombre de 40 a 49 años posee una capacidad aeróbica "media", si logra recorrer una distancia de 2.000 a 2.250 metros en 12 minutos, o una mujer de 30 a 39 años tiene un nivel "bueno", si recorre entre 1.900 y 2.100 metros en el mismo lapso.
Esta prueba se debe realizar en las mejores condiciones posibles de descanso y alimentación, procurando realizar un calentamiento previo de por lo menos cinco a diez minutos. Como información adicional se deben registrar la frecuencia cardíaca antes de iniciar la prueba, y cinco minutos después de terminarla, una vez alcanzada su frecuencia respiratoria normal.
Existen muchas otras formas, aun más específicas, de calcular la resistencia aeróbica, como por ejemplo la medición de la capacidad máxima de consumo de oxígeno. Todas ellas requieren apoyo profesional, y no resultan tan sencillas como la descrita por el doctor Kenneth Cooper.
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