10 agosto 2005

Clinton abandona la comida basura

Bill Clinton ha aprendido la lección. Tras varias décadas consumiendo comida basura y haber tenido que someterse a una intervención coronaria (un cuádruple by-pass) el anterior presidente de Estados Unidos, ha creado una fundación para luchar contra el sobrepeso. Su objetivo: parar la tasa de obesidad en 2010.

La comida basura ha pasado de ser una pasión para Clinton a ser una diana combativa para fomentar la salud de sus compatriotas. Así lo ha corroborado recientemente, confiesa que su paso por el quirófano, en septiembre de 2004, le hizo abrir los ojos y prestar atención al problema de sobrepeso que tienen los niños en su país.

"El roce con la muerte quizás fue lo que más me impactó", explica Clinton. "Me di cuenta que una vez más se me dio una nueva oportunidad, y quería hacer todo lo que estuviera en mi mano". El anterior secretario de la Casa Blanca reconoce que "fui un chico gordo" y que sabe lo que los hábitos insanos puede hacer en un cuerpo joven.

"Un estudio hecho por la Universidad de Emory (EEUU) dice que la obesidad por sí sola es responsable del aumento del 25% del gasto sanitario de los últimos 15 años", con esos datos y también gracias a su propia experiencia, el ex presidente entendió que tiene la oportunidad de salvar un gran número de vidas.

Clinton espera conseguirlo a través de una asociación entre la Fundación William J. Clinton y la Asociación Americana del Corazón. La iniciativa comenzó el pasado Mayo con el propósito de "frenar el aumento de obesidad infantil" en los Estados Unidos en 2010.

El objetivo es comenzar por los niños con una doble acción, una dieta sana y ejercicio, así ellos llegarán a ser adultos sanos y se reducirán los gastos sanitarios relacionados con la obesidad. Otra finalidad de la iniciativa incluye trabajar codo a codo con la industria alimenticia, con el sector de la restauración y con los medios de comunicación para fomentar la actividad física y mejorar los menús de los colegios.

Según Bill Clinton, los legisladores deberían involucrarse más activamente en esta lucha, establecer normas más rígidas sobre los comedores escolares y eliminar las máquinas expendedoras de bebidas basura en los centros educativos. Desde su paso por el quirófano, Clinton reconoce haber introducido unos cambios en sus hábitos alimenticios (eliminar las patatas fritas, comer más fruta y verdura y hacer ejercicio por las mañanas). Afirma que quiere enseñar esta lección a los niños americanos.

"Lo fundamental es que tenemos demasiados niños con sobrepeso y ellos son una bomba de relojería", declara. Por este motivo, y aunque reconoce que la industria de comida rápida es un gra negocio para hacer dinero, "no podemos sostenerla por un motivo de salud".

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