09 julio 2005

Los pies son los que más sufren en verano

A pesar de cumplir con una ingrata tarea, los pies habitualmente no reciben los cuidados que se merecen, dando paso a malformaciones y enfermedades que afectan la calidad de vida de las personas. Casi siempre postergados, los pies son una de las partes del cuerpo que más se resienten durante el verano. Por esta razón, tanto por comodidad como por estética, resulta imprescindible cuidarlos y mimarlos.

Entre los problemas más comunes que padecen los pies, especialmente en la mujeres, están los callos y las durezas. También se padece por predisposición o por malformaciones congénitas como el pie plano posterior y anterior.

El uso del tacón, zapatos estrechos y en punta, caminar mucho y el sobrepeso son factores que causan problemas. Es recomendable usar calzado de acuerdo a la forma del pie, que sea plano, cómodo y que no tenga más de cinco centímetros de tacón. Los pies se ven afectados por muchas enfermedades.

Una parte importante y también olvidada, es la presentación del pie, sobre todo en verano, cuando utilizamos calzado descubierto, la mayoría prefieren cuidar el rostro, hacerse una limpieza facial antes que la pedicura.

Piel hidratada. Al igual que las cutículas hay que preocuparse de hidratar la piel de los pies en verano. Lo ideal es exfoliar con gránulos de sílice o gel de espuma y aplicar cremas humectantes una vez a la semana. La piel de los pies es muy delicada por lo que el uso de cremas solares en el empeine es imprescindible.

La mala circulación es uno de los factores que hacen que los pies y las piernas se hinchen. Para aliviar el dolor, es recomendable colocarlos en agua tibia con sal de mar por veinte minutos. Luego secar con secador de pelo o con papel absorbente para evitar la aparición de hongos. Realizar masajes relajantes y si es posible aplicar máscaras hidratantes de miel. Además, es importante evitar el consumo de sal en las comidas y beber por lo menos dos litros de agua al día.

No es aconsejable aplicar antitranspirantes a los pies, tapan los poros y las consecuencias podrían ser peores. Para refrescar los pies lo mejor es usar talco mentolado y andar descalzos el mayor tiempo posible, teniendo mucho cuidado con los objetos que hay en el suelo (evitar cortes y golpes).

Diabéticos en alerta. Especial cuidado se debe tener con el pie diabético, cuyas causas pueden ser congénitas o adquiridas. Los que padecen diabetes deben tener un control podológico mensual, como mínimo, y cada tres meses con el endocrinólogo, dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Cuando el diabético aún no presenta síntomas en sus pies debe recurrir una vez al año y dos veces cuando ya está con callosidades.

Con el tiempo la musculatura de los pies de los diabéticos se deforma, los tendones se ensanchan y se caen. La pisada y los huesos también se deforman provocando callosidades hasta aplastar los nervios. El pie tiende a morir por problemas circulatorios, la irrigación sanguínea no llega, el tejido se necrosa formando úlceras y heridas. Es muy doloroso, les duele el talón de aquiles y la musculatura de las piernas, por esta razón hay que tener mucho cuidado de no herirse.

Dolorosa uña encarnada. Una uña sana es rectangular, convexa por su superficie exterior, de color rosado anacarado, semitransparente, de consistencia dura y carente de vasos sanguíneos e inervaciones.

Sin embargo, por causas congénitas o adquiridas como el engrosamiento de la uña por onicomicosis -u hongos- o por un mal corte, la uña se puede encarnar. Es un problema más común de lo que se cree. Mientras más edad tiene la persona mayor es la probabilidad de que la uña se encarne.

Al engrosarse la uña ésta comienza a entubarse. La uña atraviesa la piel cada vez más hasta llegar a la parte muscular, a los vasos sanguíneos y a la parte nerviosa. La onicocriptosis o uña encarnada se inflama, produciendo edema, dolor local y fiebre en la zona afectada e hinchazón en el dedo.

Dependiendo de la zona y el tiempo de la inflamación, se produce granuloma o tumor formado porque el enquiste de los microorganismos. La atención oportuna de la uña encarnada es fundamental para su recuperación. Si la profundidad de la uña encarnada es superficial, el podólogo se encarga del tratamiento. En cambio, si el entubamiento toca terminaciones nerviosas o vasos sanguíneos un dermatólogo o cirujano plástico debe realizar una plastía de uña, raspando la matriz.

Entre los tratamientos para la onicocriptosis, está la aplicación de cemento dental para evitar que esta se encarne. En el caso que la uña se quiebre se procede a aplicar uñas acrílicas. Un mal corte en el borde libre de la uña también puede encarnarla. Esta comienza a engrosar y a incrustarse en el borde libre de la uña. La uña crece, no pide permiso. Por eso el corte debe ser recto y no en forma circular como las uñas de las manos.

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