La ingesta de cien gramos del helado (de crema con cobertura de chocolate), aporta un 15 por ciento del total de calorías que deben proporcionar diariamente los alimentos, según el Libro Blanco de los Helados.
La coordinadora del texto, la catedrática de Nutrición de la Universidad de Barcelona, Carmen Vidal, abogó por la ingesta moderada de este producto e integrarlo correctamente en la dieta, al tiempo que lo consideró un elemento más de la dieta.
Su principal valor es por su contenido en calcio (supera ampliamente al de la bollería), además, el organismo lo aprovecha mejor, además un helado de leche de cien gramos aporta menos grasas que un vaso de leche entera. En contra tiene su lado más crítico, su elevado contenido en azúcares.
Los helados de agua con fruta (zumo), nunca deben considerarse como la ingesta de un pieza de fruta, no es comparable desde el punto de vista nutricional, ni deben ser sustitutos de la fruta.
Según el Libro Blanco del Helado, la carencia de grasas en los sorbetes y helados de agua los hacen adecuados para las personas que tengan problemas relacionados con los lípidos (hipercolestorolemia).
Pero quien se puede resistir, ¡Buen provecho!
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