Si tienes que hacer algún tipo de deporte, si tu tiempo libre te lo permite, puedes adaptar el horario y cuidar la hora en que lo practicas, es recomendable en tiempo de verano hacerlo temprano por la mañana o al atardecer, y evitar las horas de más calor.
Otro asunto es el de ir a trabajar, pues no tienes muchas opciones para realizar algunos cambios. Estos días se está incluso recomendando el evitar trabajar en hora punta y consumir agua e incluso bebidas isotónicas para prevenir el riesgo de sufrir shock térmico.
Es imprescindible tener fuentes de agua a mano, consumir bebidas isotónicas pues son ricas en sales minerales, descansar en zonas tranquilas y a la sombra y evitar trabajar en los momentos de más calor, son algunas de las medidas que deberían tomar las empresas para evitar que las altas temperaturas causen un shock térmico a los trabajadores que desarrollen su tarea al aire libre en los calurosos meses de verano.
Espertos en Prevención de Riesgos Laborales y Salud Laboral, indican que es fundamental que en las empresas se tomen medidas "de carácter organizacional", es necesario la sensibilización de todos los afectados: trabajadores, delegados de prevención y los propios empresarios.
En este sentido, estos días en esta materia estamos en un proceso de concienciación progresiva, que es quizás lo más importante de cara a la prevención. Vamos avanzando, creo que se está haciendo mucho, pero todavía queda mucho más.
Hay personas especialmente "sensibles" como las que padecen sobrepeso, las mujeres embarazadas, los trabajadores con problemas cardiovasculares, los menores de 20 años y los mayores de 60, a los que hay que proteger de los trabajados más pesados en las horas de más calor.
Otra medida preventiva pasa por tener en la plantilla de la empresa personas que puedan identificar los síntomas de un golpe de calor o shock térmico y que además estén formadas para actuar correctamente en el caso de que se produzca una situación de estas características.
ACTUACIÓN EN CASO DE SHOCK
En el caso de que alguien sufriera un golpe de calor, lo primero que debe hacerse es retirar a la persona afectada de la fuente o entorno de calor y llevarla a un zona fresca, mucho mejor si está climatizada y tranquila.
Es necesario disminuir la temperatura de la persona rápidamente. Para ello hay que empaparla de agua y, si hay hielo, aplicárselo en la cabeza. También es recomendable desnudarla y sumergirla en agua fresca con la intención de bajar la temperatura a la que esta sometido hasta los 38 grados en el menor tiempo posible.
Si se ha conseguido este objetivo, colocar a la persona en una posición lateral a la espera de que llegue el personal médico especializado. Si la situación se ha ido de las manos, será el personal especializado quien le realice los primeros auxilios en un entorno de menor temperatura.
La temperatura de nuestro organismos depende del equilibrio entre el calor generado por el mismo y las pérdidas producidas en contacto con el medio, mediante por ejemplo el sudor. Cuando la temperatura del organismo sube, se ponen en marcha unos mecanismo de adaptación que si fracasan provocan una situación que puede llegar incluso a un golpe de calor.
Las situaciones de mayor riesgo, asociadas con temperaturas elevadas, con velocidades de aire pequeñas y con humedad de aire alta, pueden provocar que los mecanismos de adaptación al calor no funcionen y se lleguen a producir síncopes o convulsiones.
Los efectos de las altas temperaturas se manifiestan de forma variable según la persona, pero es habitual la sensación de aturdimiento, ansiedad, de mucha sed y, desde luego, de calor. También pueden producirse nauseas y vómitos, así como sequedad en la piel con poca sudoración.
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