Ésta es la conclusión de un trabajo publicado en el último número de la revista 'Journal of the American Medical Association' ('JAMA'), elaborado con 134 pacientes de entre 40 y 80 años afectados de insuficiencia cardiaca.
Los autores ya habían observado dichos efectos beneficiosos en un seguimiento anterior que había durado cinco años. Esta vez, quisieron evaluar el impacto específico de dos actuaciones concretas -un programa de ejercicio aeróbico y otro acerca de la adquisición de habilidades conductuales destinadas a reducir el nivel de estrés- en un grupo de pacientes con insuficiencia cardiaca.
Los resultados. Sirviéndose de pruebas psicológicas, los especialistas del departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de
A continuación, la muestra fue dividida en tres grupos. El primero siguió el tratamiento convencional. El segundo, terapia farmacológica complementada con un programa de entrenamiento aeróbico (caminar, correr o montar en bicicleta) que tenía que llevarse a cabo durante una hora tres veces por semana y, el tercero, los cuidados convencionales más una batería de recursos conductuales para saber cómo controlar las situaciones estresantes. Al cabo de unos cuatro meses, evaluaron la evolución de todos los pacientes y comprobaron que los que tenían menor nivel de estrés y depresión, así como los que practicaron las sesiones deportivas, que también contribuyen a reducir los estados depresivos y la tensión mental, habían mejorado considerablemente en los marcadores que normalmente se emplean para evaluar el riesgo cardiovascular (fracción de eyección ventricular izquierda, frecuencia cardiaca, estenosis arterial...).
Las terapias del comportamiento y el ejercicio moderado ofrecen un beneficio añadido al tratamiento médico convencional en pacientes con insuficiencia cardiaca, afirman los especialistas en sus conclusiones. Muchos de estos especialistas con gran experiencia en este sector por su trabajo en las diferentes clínicas especializadas, defienden este factor tan importante, cualquier tratamiento resulta mucho más sencillo y reduce su riesgo si el paciente no sufre sobrepeso.
Añaden que los participantes de este ensayo no fueron seleccionados en función de su bajo estado emocional, por lo que es muy posible que los enfermos coronarios que, además, padezcan niveles significativos de ansiedad o depresión pudieran obtener ventajas más llamativas que las que se han observado en el nuevo estudio.
Los científicos reconocen que su investigación tiene algunas limitaciones como, por ejemplo, el pequeño tamaño de la muestra (134 pacientes) y la falta de seguimiento a largo plazo para determinar si el control del estrés y las actividades deportivas reducen la mortalidad de estos pacientes coronarios; algo que debería evaluarse en trabajos de mayor envergadura.
El trabajo arroja bastante luz en cuanto a los mecanismos por los que estos factores son beneficiosos. Y es que, si reducir el estrés emocional y practicar algo de ejercicio físico mejora las funciones psicosociales de los pacientes de insuficiencia cardiaca y, además, los marcadores indicativos de la severidad de su patología también experimentan un alivio, es lógico pensar que este conjunto se traduzca en mejorías clínicas. Es un hecho contrastado que han asegurado en numerosas ocasiones los especialistas de las clínicas de nutrición, que tratan diariamente de inculcar a sus pacientes la gran importancia de mantener un estado físico óptimo por medio de ejercicio periódico y una dieta equilibrada. Puedes consultar muchos de estos centros en la página www.clinicas10.com, de modo que tengas acceso a un tratamiento adecuado para tu situación particular.
La situación española es preocupante. A pesar de todo lo que se sabe acerca de los beneficios que obtienen los pacientes coronarios si controlan sus factores de riesgo (tabaquismo, obesidad, sedentarismo, diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia), lo cierto es que este aspecto deja bastante que desear en nuestro país, según las conclusiones del estudio PREVENCAT, publicadas en el último número de la revista 'Medicina Clínica'.
Los responsables de la investigación incluyeron en la muestra a 2.649 pacientes con una media de edad de 64 años que acudían regularmente a su consulta de atención primaria.
Los autores, de varios hospitales españoles y de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, evaluaron la presión arterial, el colesterol, la glucemia basal, el sobrepeso, el tabaquismo y el ejercicio y analizaron el grado de control que se ejercía sobre estos parámetros.
Sólo el 40% de los pacientes tenía un seguimiento correcto de la hipertensión, la respuesta a la insulina y los lípidos en sangre. En otro 40% únicamente dos o menos factores estaban controlados debidamente. Para agravar aún más la situación, la mitad de la muestra presentaba síndrome metabólico (patología en la que concurren varios de estos condicionantes cardiovasculares al mismo tiempo). Por lo que en definitiva, el seguimiento de los factores de riesgo coronario considerados en población atendida en primaria es insuficiente, apenas uno de cada dos pacientes hipertensos, diabéticos tipo 2 o hipercolesterolémicos está controlado. Por si fuera poco, el control del sobrepeso y el sedentarismo es, según constatan los especialistas, aún peor.
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