20 enero 2005

Los (des)propósitos del año


Cuántas veces no te han pillado el primer día, o la primera semana del año, haciendo listas y listas de buenos propósitos para esos próximos 300 y tantos días.

Mentalmente uno empieza a visualizar una gran cantidad de fantasías, que la realidad es que antes de finalizar el mes de Enero, ni siquiera te acuerdas y mucho menos has practicado.

Veamos:

Este año voy a hacer ejercicios todos los días. La primera mentira. Porque el 10 de Enero, amaneces con un dolor de cabeza terrible. Ya por ahí se te fue un día, y uno enseguida empieza a darse un poco de coba: "Bueno, la semana que viene arranco".

Para no hacer largo el cuento, en la segunda quincena de Marzo, lucimos una tremenda tripa, además de protuberancias laterales, producto del único ejercicio que uno hace bien, el cual es doblar las piernas para subirse o bajarse del automóvil, con lo cual lo único que le rebaja es la rayita aquella en donde la espalda cambia de nombre.

Este año comeré lo más sano posible. Otra mentira grande. Comenzamos el año comprando lechugas, berenjenas, pepinos, piña, naranjas y productos semejantes, las cuales se licuan (pero en la nevera) volviéndose una masa que tenemos tirar a la basura el segundo sábado de Enero.

La carne a la plancha termina siendo acompañada con un montón de productos que la hacen más sabrosa, pero que para nada son sanos (el whisky mintras cocinas, la cervecita mientras se enfria la comida, etc.). Y de dieta nada.

Este año voy a ahorrar en serio: (No me hagas reír que se me revuelven la ensalada) Esta sí es verdad que se lleva el galardón. Esa mentira compite con aquella famosa de: "yo solo tengo ojos para mi mujercita". Precisamente el día en que decides empezar a ahorrar, parece que el automóvil o la nevera, se enteraron al unísono de semejante desfachatez y hay que llamar al mecánico o técnico (que no se sabe por qué oculta razón) termina cobrando exactamente lo que llevabas para el banco y que con mucho esfuerzo ahorró.

Tenemos que ser más serios, pues el final de tan buenos propósitos, termina siendo algo más realista:

1) Este año me hago la cirugía para quitarme la grasa de la barriga, porque lo que soy yo, no voy a caminar ni un paso... el único ejercicio que me da la gana de hacer es el de "barra fija" en algún bar, o con el mando a distancia tumbado en el sofá.

2) Este año no comeré mucho y haré régimen, a excepción de cuando me inviten a las parrillas que hace el vecino, las comilonas con los amigotes, las de mi hermana, el socio, los compinches del trabajo y las que haré yo, etc.

3) Este año voy a ahorrar, después que me compre lo que me salga del fondo del alma, me haga la cirugía, o cualquier cosa que se me ocurra, porque para eso trabajo como un condenado, de lunes a viernes (o peor, de domingo a domingo).

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