En materia de gimnasia lo "poco puede ser mucho" si se hace a
conciencia. Al efectuar sesiones breves y concentradas de actividad
física se queman prácticamente las mismas calorías ejercitándose una
sola vez que en varias mini-sesiones.
¿No te sobra un solo minuto para dedicarlo a
otra cosa que no sea trabajar, mantener la casa y resolver infinidad de
problemas cotidianos? ¿Tu ritmo y estilo de vida te impiden dedicar un día y hora fijos a la gimnasia o el deporte? ¿Te sientes abrumado con solo pensar en largas sesiones de entrenamiento y esfuerzo físico?
¡No hay problema! Incluso aunque estos impedimentos no tengan solución,
algo que hay que analizar para ver si es cierto antes de “tirar la
toalla” y decir “no puedo” o “me es imposible hacer ejercicio”, pues existe una opción eficaz y entretenida: efectuar sesiones breves y concentradas de actividad física.
En materia de gimnasia lo "poco puede ser mucho" si se hace a conciencia.
Esto puede fácilmente comprobarse al practicar el ejercicio más fácil, natural y
económico de todos: caminar.
En lugar de esperar a disponer de media hora
libre para caminar, hay que repartir el tiempo de caminata en pequeñas partes.
La idea es dividir el paseo de 30 minutos,
recomendado por los expertos, en tres excursiones de diez minutos, en
seis escapadas de 5 minutos o, incluso, en 15 paseíllos de 2 minutos
cada uno. Se queman prácticamente las mismas calorías ejercitándose una
sola vez que en varias mini-sesiones. Además, el cumplir con el objetivo de caminar al menos media hora con intensidad moderada, cinco o más días a la semana, no es difícil. Si se analiza en qué momentos de la jornada se puede sustituir la
inactividad por actividad y cómo mantenerse activo de formas que no han
sido planificadas.
Se pueden aprovecharse los tiempos de espera, por
ejemplo antes de que comience la película en el cine, mientras llega el
metro o el tren…, para caminar, o subir las escaleras de la
casa, o pasar la aspiradora en vez de permanecer sentado, mientras pasan
publicidad en la televisión. Cualquier paseo es mejor que ninguno.
Este tipo de micro-gimnasia puede depararnos, incluso, alguna sorpresa,
como la de servir de estímulo para realizar sesiones más prolongadas,
cuando de entrada no nos lo habíamos propuesto, o nos sentimos demasiado
cansados para entrenar.
En realidad la gimnasia nos estimula, en vez de desinflarnos. Podemos comprobarlo caminando 5 minutos.
Descubriremos que, al comenzar lentamente y sin presión, no sólo
podemos continuar andando, sino que además lo deseamos. Si prestamos
atención al bienestar que produce la caminata, la disfrutaremos en vez
de verla como una obligación.
Si uno quiere mantenerse saludable, pero no puede cumplir un programa de actividad física de varias horas semanales, unas sesiones rigurosas de unos pocos minutos son igualmente beneficiosas,
porque ayudan a controlar el nivel de azúcar en la sangre y mejorar la
eficacia del cuerpo para emplear la insulina, según una nueva
investigación estadounidense.
Siete minutos a lo largo de siete días es una cantidad pequeña
de ejercicio que se puede hacer sin transpirar, pero puede tener un
efecto tan grande en el organismo como cumplir con horas y horas de
entrenamiento de resistencia cada semana.
Para ejercitarnos y progresar, el Consejo Internacional del Envejecimiento Activo (ICAA) sugiere elegir una actividad y programa que disfrutemos para hacerla de forma regular y
determinar el estilo de entrenamiento que más se acomoda a nuestra
forma de ser: ¿gimnasio o grupo de caminatas? ¿con entrenador o en
solitario? ¿programa estructurado o gimnasia informal? ¿Por la mañana o
de noche? ¿bajo techo o al aire libre?.
Comenzar despacio, ya que la mayoría de las personas tienen muchas ganas y exageran el esfuerzo, y hacerse una lista de los beneficios que se obtendrán,
incluyendo las mejoras controlables, cómo reducir el estrés, fortalecer
los huesos, tener más fuerza o dormir mejor, son otras recomendaciones
del ICAA.
Caminar, es el más antiguo de los ejercicios, que tiene enormes beneficios para la salud. Lo aquí expuesto es para las personas sanas que quieren seguir siéndolo y que no saben cómo cuidarse o que no pueden, no quieren o no lo intentan. El objetivo: apoyar a los que se cuidan, animar a los que no lo hacen y dar consejos útiles a ambos. Simplemente mediante el ejercicio de caminar. Ya sabes: "Caminante no hay camino... se hace camino al andar". ¿A qué esperas?
20 diciembre 2012
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