Buena parte de los casos de agotamiento
psicológico se relacionan con ocupaciones laborales que no nos
satisfacen, o bien nos extenúan y estresan, o porque requieren un gran
gasto físico y/o mental y una difícil adaptación a horarios rotativos o
nocturnos.
Se dan cuenta que sus energías no son ilimitadas, pero no paran para reponer fuerzas, porque no pueden o no saben cómo hacerlo. Su agotamiento psicológico aumenta cuando, al pesar que les causa la acumulación de contratiempos y esfuerzos físicos, le añaden sus propias ideas negativas y la desmoralización que lleva consigo.
Además, todo es más difícil con el telón de fondo de la crisis económica, que proyecta su sombra de amenaza e incertidumbre sobre el futuro y supone otra vuelta de tuerca en el desánimo.
Buena parte de los casos de agotamiento psicológico se relacionan con ocupaciones laborales que no nos satisfacen, o bien nos extenúan y estresan, o porque requieren un gran gasto físico y/o mental y una difícil adaptación a horarios rotativos o nocturnos.
¿La solución?
Buen descanso, siestas breves, cafeína con moderación, buena hidratación y trabajar con la luz encendida son algunas medidas para mantenerse alerta y evitar desfallecer en las jornadas prolongadas y trabajos nocturnos o que requieran grandes esfuerzos intelectuales, según una revisión de estudios científicos efectuada por la revista “Rehabilitation Nurse”.
Para evitar la fatiga y el sueño y mantener la efectividad y la atención en el trabajo se propone primero que la persona establezca si padece algún desorden en el sueño, porque muchas veces el implicado desconoce tal circunstancia.
Un inadecuado descanso conduce a un amplio rango de carencias cognitivas que incluyen la incapacidad para asimilar cosas nuevas, tomar decisiones de riesgo, mantener la atención o dormirse en situaciones extremas, se sugiere la siesta de entre 15 y 20 minutos, como un excelente remedio para combatir el sueño y mejorar la alerta.
Además numerosos estudios relacionan la deshidratación con una bajada de la capacidad física o intelectual. Es más, la forma y tiempo de ingesta de agua también es importante para la mejora de las funciones motoras y cognitivas.
Para poder llevar a cabo nuestras funciones, las neuronas necesitan tanto la nutrición como la hidratación. Alrededor del 80 por ciento de nuestro cerebro está compuesto de agua y éste es el elemento más importante de las reacciones químicas que se producen dentro de él.
Es recomendable beber diariamente y de forma regular entre ocho y diez vasos de líquido, aumentando esta cantidad en situaciones de esfuerzo mayor o en prácticas deportivas. Aunque lo ideal es beber más agua que otro tipo de bebidas, disponer de un arsenal variado de líquido, que incluya los refrescos, también ayuda porque uno se cansa de beber siempre agua.
La primera medida para disponer de un sistema nervioso equilibrado y que se pueda reponer del esfuerzo diario es procurarle un buen descanso. Evitar acostarse demasiado tarde, lo cual dificulta que el descanso nocturno sea reparador, así como efectuar cenas copiosas, las cuales dificultan la digestión, lo cual se traduce en un sueño agitado y poco profundo.
Para conciliar el sueño y descansar mejor, basta con dar un paseo de media o una hora, tomar un baño caliente o templado o un baño de pies de temperatura alterna, o beber un vaso de leche con miel, antes de acostarse.
Otras veces el agotamiento puede provenir del desgaste mental y emocional que suponen ciertas luchas y del que hay que tener en cuenta.
¿Hemos elegido bien la lucha en la que nos hemos metido? ¿Merece la pena pagar el precio que nos supone? ¿Podemos reflexionar sobre las alternativas posibles? ¿Estamos tan absortos en conseguir el éxito que no somos capaces de dar un paso atrás para tomar distancia y observar con mayor objetividad si queremos estar ahí?.
Nuestro cansancio aumenta cuando, por nuestras propias circunstancias, le añadimos los pensamientos negativos y sentimientos de desánimo. Quizá no podemos cambiar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero podemos decidir qué actitud adoptar y qué permitir que ocupe nuestra mente. Aprendamos a crear pensamientos que eleven nuestro ánimo.
Pero no todo va a ser negativo, existen conductas y hábitos revitalizantes que conviene cultivar lo más posible, para “recargar las baterías” del cuerpo, las emociones y la mente.
Otra cosa que se puede hacer es recibir la luz natural, porque es un “nutriente” imprescindible para nuestro sistema inmunitario y también pasar algún tiempo fuera de casa cada día y deshacerse de las gafas de sol cuando la luz no sea demasiado intensa, para recibir toda la luz solar posible. La terapia lumínica no sólo levanta el ánimo, sino que facilita la síntesis de la vitamina D, que elabora nuestra propia piel cuando nos exponemos a los rayos solares.
La presencia de plantas, tanto en el hogar como en la oficina, puede ayudar a descomponer las radiaciones electromagnéticas que desprenden ordenadores y televisores. El oxígeno puro que producen las plantas también es un tónico para los pulmones y el organismo en general.
Como remedios para el agotamiento psicológico se sugiere practicar la respiración energizante, que debe ser lenta y profunda y partir desde el abdomen. A medida que inspiramos nuestros pulmones se expanden para empujar el estómago hacia fuera y cuando espiramos, el estómago se contrae para expulsar el aire. Hay que echarse en el suelo y colocar una mano sobre el vientre para sentir el movimiento, expulsando la tripa hacia fuera al inspirar y hacia dentro al espirar.
Otro punto es regularizar la vida. Respetar nuestro reloj biológico interno, acostándonos y levantándonos aproximadamente a la misma hora. Llevar una vida irregular contribuye a agotar nuestra energía, porque confundimos los biorritmos de nuestro organismo y desorientamos nuestra mente.
¡Caminar, caminar, caminar!. Este es el mejor ejercicio para obtener energía, porque aumenta el aporte de oxígeno al organismo, potencia las defensas orgánicas y también estimula un cuerpo y una mente agotados.
Camina rápidamente, a buen paso, durante treinta minutos, hasta llegar a una hora diaria. Te sentirá feliz de saber que, además, has quemado unas 400 calorías. Si te siente aletargado después de comer, basta con dar un paseo de diez minutos para aumentar la energía durante un par de horas.
"Trabajo, pareja, satisfacción personal... Me siento débil y no logro resultados en ninguno de estos frentes, Mi vida es una continua lucha y ya no tengo fuerzas para seguir batallando"Son muchos los que siguen luchando, avanzando y empujando, en un combate cotidiano consigo mismos y las circunstancias, que les va agotando física, emocional y psicológicamente. Están “quemados”, pero siguen metiéndose en la hoguera del estrés y el desgaste nervioso.
Se dan cuenta que sus energías no son ilimitadas, pero no paran para reponer fuerzas, porque no pueden o no saben cómo hacerlo. Su agotamiento psicológico aumenta cuando, al pesar que les causa la acumulación de contratiempos y esfuerzos físicos, le añaden sus propias ideas negativas y la desmoralización que lleva consigo.
Además, todo es más difícil con el telón de fondo de la crisis económica, que proyecta su sombra de amenaza e incertidumbre sobre el futuro y supone otra vuelta de tuerca en el desánimo.
Buena parte de los casos de agotamiento psicológico se relacionan con ocupaciones laborales que no nos satisfacen, o bien nos extenúan y estresan, o porque requieren un gran gasto físico y/o mental y una difícil adaptación a horarios rotativos o nocturnos.
¿La solución?
Buen descanso, siestas breves, cafeína con moderación, buena hidratación y trabajar con la luz encendida son algunas medidas para mantenerse alerta y evitar desfallecer en las jornadas prolongadas y trabajos nocturnos o que requieran grandes esfuerzos intelectuales, según una revisión de estudios científicos efectuada por la revista “Rehabilitation Nurse”.
Para evitar la fatiga y el sueño y mantener la efectividad y la atención en el trabajo se propone primero que la persona establezca si padece algún desorden en el sueño, porque muchas veces el implicado desconoce tal circunstancia.
Un inadecuado descanso conduce a un amplio rango de carencias cognitivas que incluyen la incapacidad para asimilar cosas nuevas, tomar decisiones de riesgo, mantener la atención o dormirse en situaciones extremas, se sugiere la siesta de entre 15 y 20 minutos, como un excelente remedio para combatir el sueño y mejorar la alerta.
Además numerosos estudios relacionan la deshidratación con una bajada de la capacidad física o intelectual. Es más, la forma y tiempo de ingesta de agua también es importante para la mejora de las funciones motoras y cognitivas.
Para poder llevar a cabo nuestras funciones, las neuronas necesitan tanto la nutrición como la hidratación. Alrededor del 80 por ciento de nuestro cerebro está compuesto de agua y éste es el elemento más importante de las reacciones químicas que se producen dentro de él.
Es recomendable beber diariamente y de forma regular entre ocho y diez vasos de líquido, aumentando esta cantidad en situaciones de esfuerzo mayor o en prácticas deportivas. Aunque lo ideal es beber más agua que otro tipo de bebidas, disponer de un arsenal variado de líquido, que incluya los refrescos, también ayuda porque uno se cansa de beber siempre agua.
La primera medida para disponer de un sistema nervioso equilibrado y que se pueda reponer del esfuerzo diario es procurarle un buen descanso. Evitar acostarse demasiado tarde, lo cual dificulta que el descanso nocturno sea reparador, así como efectuar cenas copiosas, las cuales dificultan la digestión, lo cual se traduce en un sueño agitado y poco profundo.
Para conciliar el sueño y descansar mejor, basta con dar un paseo de media o una hora, tomar un baño caliente o templado o un baño de pies de temperatura alterna, o beber un vaso de leche con miel, antes de acostarse.
Otras veces el agotamiento puede provenir del desgaste mental y emocional que suponen ciertas luchas y del que hay que tener en cuenta.
¿Hemos elegido bien la lucha en la que nos hemos metido? ¿Merece la pena pagar el precio que nos supone? ¿Podemos reflexionar sobre las alternativas posibles? ¿Estamos tan absortos en conseguir el éxito que no somos capaces de dar un paso atrás para tomar distancia y observar con mayor objetividad si queremos estar ahí?.
Nuestro cansancio aumenta cuando, por nuestras propias circunstancias, le añadimos los pensamientos negativos y sentimientos de desánimo. Quizá no podemos cambiar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero podemos decidir qué actitud adoptar y qué permitir que ocupe nuestra mente. Aprendamos a crear pensamientos que eleven nuestro ánimo.
Pero no todo va a ser negativo, existen conductas y hábitos revitalizantes que conviene cultivar lo más posible, para “recargar las baterías” del cuerpo, las emociones y la mente.
Otra cosa que se puede hacer es recibir la luz natural, porque es un “nutriente” imprescindible para nuestro sistema inmunitario y también pasar algún tiempo fuera de casa cada día y deshacerse de las gafas de sol cuando la luz no sea demasiado intensa, para recibir toda la luz solar posible. La terapia lumínica no sólo levanta el ánimo, sino que facilita la síntesis de la vitamina D, que elabora nuestra propia piel cuando nos exponemos a los rayos solares.
La presencia de plantas, tanto en el hogar como en la oficina, puede ayudar a descomponer las radiaciones electromagnéticas que desprenden ordenadores y televisores. El oxígeno puro que producen las plantas también es un tónico para los pulmones y el organismo en general.
Como remedios para el agotamiento psicológico se sugiere practicar la respiración energizante, que debe ser lenta y profunda y partir desde el abdomen. A medida que inspiramos nuestros pulmones se expanden para empujar el estómago hacia fuera y cuando espiramos, el estómago se contrae para expulsar el aire. Hay que echarse en el suelo y colocar una mano sobre el vientre para sentir el movimiento, expulsando la tripa hacia fuera al inspirar y hacia dentro al espirar.
Otro punto es regularizar la vida. Respetar nuestro reloj biológico interno, acostándonos y levantándonos aproximadamente a la misma hora. Llevar una vida irregular contribuye a agotar nuestra energía, porque confundimos los biorritmos de nuestro organismo y desorientamos nuestra mente.
¡Caminar, caminar, caminar!. Este es el mejor ejercicio para obtener energía, porque aumenta el aporte de oxígeno al organismo, potencia las defensas orgánicas y también estimula un cuerpo y una mente agotados.
Camina rápidamente, a buen paso, durante treinta minutos, hasta llegar a una hora diaria. Te sentirá feliz de saber que, además, has quemado unas 400 calorías. Si te siente aletargado después de comer, basta con dar un paseo de diez minutos para aumentar la energía durante un par de horas.
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