No es necesario tener problemas cardíacos para motivarnos a cuidar la salud del corazón, pues los médicos recomiendan el ejercicio físico como una herramienta clave para prevenir futuras enfermedades y fortalecer nuestro sistema cardiovascular.
Lo ideal para conseguir este objetivo es realizar actividades físicas del tipo aeróbicas: caminata, trote, bicicleta, nadar, bailar, practicar gimnasia, etc. Y para que realmente hagan efecto, lo recomendable es realizarlas entre 30 y 60 minutos por sesión, mínimo tres veces por semana sin interrupciones.
Pero además de lo mencionado, podemos mejorar nuestro estilo de vida aplicando pequeños cambios en nuestra rutina, como por ejemplo, utilizar las escaleras para reemplazar el ascensor y las versiones mecánicas en el metro; lavar el automovil a mano en vez de llevarlo a un lugar para que lo hagan; cortar el césped en vez de llamar a un jardinero; caminar en la oficina en vez de llamar a un compañero por teléfono,o levantarnos a cambiar el televisor en vez de usar el control remoto. Todas estas actividades cotidianas nos ayudan a salir del sedentarismo y tener una vida moderadamente activa.
Y si de oficinistas se trata, también existen medidas que les permiten generar mayor actividad. Pueden bajarse del metro dos estaciones antes de llegar y caminar hacia el trabajo o usar la bicicleta. También es útil dar pasos durante el día, aunque sea por un par de minutos, ya que no es bueno para nuestro sistema circulatorio estar sentados por ocho horas o más sin movernos.
Tanto para realizar ejercicios físicos en la casa, la oficina o el gimnasio, siempre es necesario realizarnos un chequeo previo para descartar cualquier contraindicación, sobre todo si la persona presenta antecedentes en cuanto a estos tipos de problemas. Y además se recomienda comenzar de manera gradual, tanto en lo referente al tiempo de duración del ejercicio como a la resistencia. Lo mejor es tomarse pausas hasta ir mejorando nuestro estado físico y partir con 3 ciclos de 10 minutos de bicicleta para llegar gradualmente a 30 minutos sin parar.
En el gimnasio, lo mejor es utilizar la trotadora (para correr o caminar) y también la bicicleta, elíptica o escaladora. Otra opción es acceder a las clases grupales que ofrecen algunos de estos recintos tales como gimnasia aeróbica, aerobox o baile, que también son buenas para nuestro corazón.
En cuanto al yoga y pilates, estas disciplinas ayudan fundamentalmente a mejorar la flexibilidad y el fortalecimiento muscular, no específicamente la salud cardiaca, aunque los ejercicios de respiración que se practican sí pueden ayudar al sistema cardiopulmonar. De todas maneras, por sí solas no son suficientes y lo mejor es combinarlas para tener resultados óptimos.
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