17 junio 2012

La velocidad a la que andamos

Alguna vez se ha dicho que la forma de caminar de las personas determina la forma de ser, la manera de mover las piernas, lo rápido o despacio que caminamos, la posición de los pies, podrían ser factores claves a tener en cuenta a la hora de calificar a alguien.

Un nuevo estudio, publicado en Neurology (revista médica de la Academia Americana de Neurología), muestra que los cambios en la velocidad al caminar pueden ser una señal de las primeras etapas de un tipo de demencia, conocida como deterioro cognitivo leve (MCI, por sus siglas en inglés)..

Ese estudio demuestra que la manera en que andamos, mejor dicho, la velocidad con que lo hacemos puede ser el 'chivato' que nos advierte de que algo no va bien en nuestro organismo, los cambios en el ritmo de nuestros pasos pueden ser una señal de las primeras etapas del mencionado tipo de demencia.

En la investigación han participado 93 personas mayores de 70 años y que viven solas, durante un período de tres años se controló la velocidad con la que se movían en sus casas. A los participantes se les colocó en tres grupos diferentes, lentos, moderados y rápidos. Así se concluyó que las personas con MCI tenían nueve veces más probabilidades de caminar lentamente.

En dicho estudio, se han utilizado una nueva técnica que incluye la instalación de sensores infrarrojos en los techos de las casas, un sistema diseñado para detectar el movimiento de las personas en los pasillos, al usar este nuevo método de seguimiento, han sido capaces de observar cómo, incluso los cambios sutiles en la velocidad al caminar, se pueden correlacionar con el desarrollo del deterioro cognitivo leve.

Los responsable del estudio destacan la importancia de detectar prematramente la demencia, es decir en sus primeras fases. Así, mediante diferentes tratamientos la persona podría llegar a ser totalmente independiente y evitar que la enfermedad se desarrolle.


La importancia de andar

Son numerosos los estudios que se han publicado a lo largo de los años sobre los beneficios de caminar, sobre todo en la edad adulta. Según 'The Journal of the American Medical Association', andar a un ritmo relativamete rápido a partir de los 65 años aumenta las posibilidades de longevidad.

Ya no es sólo pasear sino hacerlo 'animadamente'. A lo largo de una investigación realizada sobre este tema, concluyeron que el ritmo era un factor determinante para alargar la esperanza de vida. Con todo, practicar ejercicio es vital para nuestro organismo, concretamente al caminar se ejercitan una gran cantidad de músculos y órganos como el corazón o los pulmones. Por lo tanto, podría decirse que tener una larga y saludable vida es cuestión de voluntad.



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Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.

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