09 julio 2010

El mal de altura

El ejercicio de caminar es muy sano, y en este blog ha sido explicado claramente sus ventajas. Como una extensión de este sano ejercicio, en ocasiones vamos un paso más y practicamos el senderismo. Cuando realmente se disfruta de ello es cuando dicha actividad la realizamos a alturas considerables (más de 2.500 metros de altuar), y que puede ser notado más por los que vivimos a nivel del mar, se puede presentar un problema conocido como El mal de altura.

Por lo tanto es necesario conocer los síntomas y la manera de evitar el mal de altura. Un mal más frecuente de lo que se piensa; aunque, afortunadamente, la mayoría de las veces en su forma más leve.

La falta de oxígeno causa el mal de altura

El mal de altura se debe a la disminución de la presión parcial del oxígeno conforme aumenta la altitud, lo que hace que la sangre contenga menos oxígeno. El cuerpo responde produciendo más glóbulos rojos con el fin de transportar más oxígeno a los tejidos, aunque esta adaptación puede durar varios días o semanas. Otra forma de responder del organismo es aumentar el ritmo y la profundidad de la respiración.

Aprenda a reconocer los síntomas del mal de altura

Las personas que ascienden por encima de los 2200-2500 metros en el plazo de unas pocas horas, sobre todo si provienen de alturas cercanas al nivel del mar, pueden notar como su ritmo cardiaco se acelera y cierta sensación de dificultad respiratoria.

Otros síntomas que pueden aparecer en el mal de altura son dolor de cabeza, náuseas, problemas de concentración e insomnio. La actividad física empeora los síntomas.

Los síntomas de un mal de montaña leve ceden normalmente tras dos o tres días de aclimatación. Mientras tanto se aconseja beber mucho líquido y evitar la actividad física. El dolor de cabeza puede tratarse con un analgésico común. Si los síntomas no ceden o debe consultarse con el médico.

Sin embargo, el mal de altura también puede manifestarse de una forma más grave: en forma de edema (acumulación de líquido) en alguna parte del cuerpo. Las dos manifestaciones más temibles, que pueden llevar a la muerte, son el edema pulmonar y el edema cerebral. Por lo general, se produce entre 24 y 96 horas después del ascenso.

La persona notará una gran dificultad respiratoria. Conforme el cuadro avanza, estos síntomas pueden acompañarse de tos con expectoración que puede ser de color rosado, debido a que contiene sangre. ¡Atención!. El riesgo es mayor en personas que de por sí viven a gran altitud cuando vuelven a su lugar de residencia tras pasar unos días en zonas situadas a nivel del mar

En el caso del edema cerebral, el líquido se acumula en el cerebro. Los síntomas, en este caso, pueden ser torpeza, confusión mental, dolor de cabeza más intenso, alucinaciones, pérdida de equilibrio… Puede dar la impresión de que la persona está borracha pese a no haber ingerido alcohol.

Si aparecen síntomas de edema pulmonar y/o cerebral, a la persona debe administrársele oxígeno y recibir de inmediato asistencia médica inmediata. Si no es posible, al menos debe iniciarse el descenso a alturas menos elevadas, hasta que la persona pueda recibir asistencia. El simple hecho de descender puede hacer que el cuadro mejore sustancialmente.

Ascienda gradualmente y evite la actividad física intensa

  • El mejor modo de evitar el mal de altura es ascendiendo lentamente. Se recomienda hacerlo pausadamente, al ritmo en que cada persona se vaya encontrando a gusto, evitando forzar el organismo, pernoctando a medio camino si es necesario. Una posible pauta es emplear un par de días para ascender hasta los 2500 metros, y después un día más por cada 300-700 metros adicionales.
  • Presentar una buena forma física en absoluto garantiza que no vaya a desarrollarse mal de altura. Puede ser incluso contraproducente, si la persona confía demasiado en su estado físico y desoye las recomendaciones de precaución…
  • Se recomienda evitar la actividad física intensa durante unos días después de llegar al lugar de destino.
  • También es aconsejable beber muchos líquidos y restringir el consumo de sal y alimentos salados.
  • Es preferible repartir la ingesta de comida en cantidades moderadas de alimentos ricos en hidratos de carbono tomadas a intervalos regulares que concentrarla en dos o tres comidas muy pesadas.
  • Se desaconseja el consumo de alcohol.
  • Por último, si es aficionado a los deportes al aire libre, siempre aprende a disfrutarlos mejor y con las máximas garantías de seguridad.

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