He leído en 20MINUTOS que 300 vecinos se la juegan en una carretera sin aceras en una pedanía de Ribera de Molina (Molina del Segura. Ahora les han puesto guardarraíles y no pueden ni pasar.
Peatones intentan caminar por la calzada de la carretera que divide la pedanía esquivando los coches.
Los vecinos del barrio del Carmen de la pedanía de Ribera de Molina (Molina de Segura) ya no saben qué hacer. Llevan dos años obligados a caminar por la calzada de una carretera comarcal que divide el pueblo en dos para ir a la otra parte de la localidad. «No tiene ni arcenes ni aceras, y en esas estamos 300 vecinos», dice Césarea Martínez, una afectada.
La Consejería de Obras Públicas ha agudizado el problema. «Están poniendo guardarraíles en el espacio por el que la gente podía caminar –se quejan los vecinos–. Lo hacen por los coches, pero olvidan que los peatones tienen que cruzar por ahí».
Los afectados se quejan de que les dan largas, les dicen que no hay dinero o que se va a arreglar, pero «pasa el tiempo y sigue igual». Y ellos creen que se debe a que sólo afecta a 300 de los 1.000 vecinos que viven en la pedanía: «Pocos votos en relación a otras zonas del municipio». Desde el Ayuntamiento se niega que ésta sea la causa.
Pero también existen otros problemas a la hora de caminar, son las lesiones que se producen al estar los suelos en mal estado o en obras.
Son muchas las lesiones producidas al pisar una baldosa suelta en la acera de una calle. Eso puede producir un esguince, donde la única cura es enyesarte el pie afectado para inmovilizarlo y utilizar muletas durante un mes. Eso es un problema más si el suelo está en mal estado. Los agujeros y desniveles pueden ser muy peligroso en ese estado.
Los mayores de 60 años son los más propensos a lesionarse los tobillos, las rodillas y los huesos del brazo cuando transitan por lugares con superficies irregulares o en mal estado, debido a que ha disminuido su calidad ósea y articulaciones más débiles.
Las complicaciones que puede generar una caída para una persona mayor difieren mucho del resto. Los problemas más comunes que se registran son las fracturas de cadera y de húmero.
El cruzar las calles para los ancianos resulta todo un inconveniente. Los autos no les dejan espacio para avanzar, deben cruzar rápido porque no los esperan y terminan con un golpe; muchas veces serio. Es recomendable para personas de más de 75 años, que utilicen bastón para mejorar su estabilidad y que cuando salgan lo hagan, en la medida de lo posible, siempre acompañados.
Es necesario por tanto establecer el mantenimiento de las aceras de las poblaciones y las autoridades municipales o las empresas de servicios deben arreglarlas en especial si se han roto para una obra pública o la instalación de un servicio.
En otros lugares no hay una educación para entender a los mayores y a las personas con discapacidad. Esta es una asignatura pendiente que tenemos como sociedad. Falta voluntad para hacer las cosas bien y no existe educación urbana. Para acceder a algunos edificios los adultos mayores deben hacer grandes esfuerzos porque los escalones son demasiado altos o porque las rampas no tienen la pendiente adecuada. Es lo que los arquitectos llaman barreras arquitectónicas.
Según el especialista, la principal traba que hay es la falta de cumplimiento de las leyes y de ordenanzas. Si esto se respetaría, hoy los abuelos tendrían una ciudad mucho más amigable. Un claro ejemplo de esto son las rampas: son muy pocas y donde están no tienen la pendiente que corresponde para que sean accesibles a los ancianos; son rampas de salto, no de descenso. Otra situación son las aceras: algunas están rotas; hay que caminar con mucho cuidado. En las esquinas donde hay rampas de descenso, al cruzar no hay otra para subir.
Sin mencionar los vehículos mal aparcados encima de la acera que impiden el paso de los peatones por ellas, con el peligro de ser atropellado cuando bajas a la calzada.
Estas son algunas de las muchas cosas que nos afectan a la hora de caminar.
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