Cada estación del año tiene sus características meteorológicas y ambientales, lo que hace que sean más favorables unas enfermedades que otras. En concreto, el paso del verano al otoño favorece la afección de enfermedades respiratorias, dermatológicas y gastrointestinales.
Una de las causas es que el viento sopla más fuerte y al tirar las hojas de los árboles provoca un aumento del polen en el ambiente, pudiendo ocasionar reacciones alérgicas, sobre todo en asmáticos y enfermos pulmonares.
También es una época donde se inician el descenso de las temperaturas, apareciendo enfermedades como gripes, resfriados, neumonías y faringitis. A su vez, las condiciones de temperatura y humedad afectan a la piel por infecciones de hongos, sequedad o dermatitis por alergias.
Las lluvias también pueden provocar que se formen charcos y que acudan mosquitos causantes de diversas enfermedades. Es también la conjuntivitis y otras afecciones de la mucosa una causa común de visita al médico a causa de las condiciones ambientales.
Precauciones: vacunarse de la gripe, no automedicarse con antibióticos porque la infección puede ser viral, comer bien y seguro, proteger la piel con cremas adecuadas y acudir a nuestro médico ante cualquier síntoma de enfermedad.
Gracias a Antonio por avisarnos de esta interesante noticia dada la época.
Fuente: Esmas
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