Sin embargo, también hay una gran cantidad de reseñas relativas a las precauciones que hay que observar a la hora de aumentar la presencia de este tipo de alimentos en la dieta. El pescado suele tener niveles excesivamente altos de mercurio y otros contaminantes químicos (incluso aunque haya sido criado en una piscifactoría) en su carne.
Este hecho es especialmente preocupante en el caso de las mujeres en edad fértil, las gestantes o las que están dando el pecho a sus bebés ya que, sobre todo el mercurio, puede provocar alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso de los pequeños.
Pues bien, una revisión publicada esta semana en la revista 'The Journal of the American Medical Association' ('JAMA') ha puesto de manifiesto que, a pesar de estos posibles peligros, el pescado y el marisco son uns productos absolutamente recomendables y que deberían incluirse en la dieta tres o cuatro veces por semana, dado que la gran cantidad de beneficios supera a los escasos riesgos.
Por un lado, los omega 3 tienen propiedades hipotensoras, antiarrítmicas y antiagregantes, lo que favorece el cuidado de la salud cardiaca. También contribuyen a evitar accidentes cardiovasculares y el deterioro cognitivo asociado a la edad, así como la depresión.
Por otro, las embarazadas y las madres que amamantan a sus hijos deben de tener en cuenta que el DHA (un miembro de la familia omega 3) es especialmente beneficioso para el desarrollo cerebral de los pequeños.
En cuanto a los contaminantes, los autores del trabajo, pertenecientes al Departamento de Epidemiología y Nutrición de la Universidad de Harvard (EEUU), afirman que algunos de ellos, como las dioxinas, se encuentran en pequeñas cantidades (similares a los que pueden contener otros alimentos como la leche o las carnes) y que el posible peligro que representan no es significativo.
El mercurio sí es más preocupante pero, tal y como reflejan los investigadores, sólo hay cuatro especies de pescado que las mujeres que deseen quedarse embarazadas, las que ya lo estén, las que están dando el pecho a sus bebés o los niños pequeños deberían evitar: la lubina dorada, el tiburón, el pez espada y la caballa gigante.
«El resto de las especies marinas debe consumirse para asegurarse de que los pequeños reciben las cantidades adecuadas de DHA para su desarrollo neurológico», resumen en su estudio. Además, recuerdan que variedades como el atún, el salmón de piscifactoría y las gambas tienen concentraciones muy bajas de este metal pesado.
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