La búsqueda de la autonomía y la sensación de poder ‘atravesar’ la naturaleza con sólo el propio cuerpo como vehículo, ha provocado toda una gama de alternativas turísticas dedicadas al senderismo, con hoteles en plena naturaleza, el llamado turismo del silencio, y con rutas gastronómicas para disfrutar de la comida local.
Por el hecho de convertirse en excursionismo, es la forma más perfecta de unión entre el deporte y la cultura pues permite realizar itinerarios con vistas únicas, en espacios a salvo del turismo tradicional, donde la búsqueda de la tranquilidad protagoniza el tiempo libre, pero también es una manera práctica y fácil de conocer una zona, su historia, sus costumbres, su folklore y su cultura.
Además supone una cooperación con la conservación y recuperación de viejos caminos que son una parte importante del patrimonio histórico, artístico y cultural.
Andar está al alcance de todos, permite mantener la forma incluso a las personas mayores, sin límite de edad, constituyendo una fuente de salud; de ahí el lema “Un día de sendero: una semana de salud”. Andando se recupera la tranquilidad de espíritu y se mitiga el estrés diario.
Senderismo, una práctica llena de futuro
Permite la realización de vacaciones activas y fines de semana u otros días fuera de temporada al alcance de todos, y convierte a quien lo practica en amante de la naturaleza. Quienes lo practican se sensibilizan con todo cuanto atañe a la conservación del medio ambiente. Por todo ello se ha convertido en un movimiento europeo con un gran futuro.
El senderismo organizado, es decir, marcar itinerarios, mantenerlos, describirlos y recorrerlos, se inició en Francia el año 1947 entre los numerosos amantes de la naturaleza que el país tradicionalmente ha tenido; actualmente los senderos (randonèes) tienen en Francia y en la mayoría de países europeos una gran importancia social, turística, económica, formativa y cultural.
La constancia y un sencillo equipo
Pero para que sea efectivo realizar senderismo requiere un poco de constancia. Antes de llevar a cabo una ruta a pie de varias horas, se puede comenzar caminando unos 30 minutos al día tres veces por semana, sin olvidar que se deben usar zapatillas flexibles pero que sujeten bien el pie.
Es aconsejable entrenar unos días antes, con un calentamiento progresivo. Primero, el paseo vigoroso varias veces a la semana, aumentando el tiempo y la dificultad poco a poco, hasta llegar a una verdadera caminata diaria. Para potenciar el esfuerzo cardiovascular, pueden realizarse periodos más intensos durante dos o tres minutos, acelerando el paso o subiendo cuestas. Eso reportará un beneficio añadido al aumentar la capacidad cardiovascular, tonificar los músculos y estimular el metabolismo basal.
Se empieza por hacer unos sencillos ejercicios de estiramiento muscular de brazos y piernas. Durante la marcha, es preciso mantener la espalda recta, balanceando los brazos con movimientos opuestos a los de las piernas, inspirando y expirando profundamente para oxigenar los pulmones. Si no hay fuentes al paso, es necesario proveerse de agua o de líquidos isotónicos. También es necesario un atuendo en consonancia con la temperatura, ropa holgada, de fibra natural que facilite la transpiración.
Si se trata de una larga caminata por senderos irregulares, las botas transpirables con la mejor opción pues sujetan más el tobillo que las zapatillas. Los calcetines de tejido natural son totalmente imprescindibles para evitar rozaduras o ampollas. La dermatitis de contacto, sobre todo en la cara interna de los muslos, se evita con ropa que no permita roces entre las diferentes partes de la piel. Otra prenda imprescindible es sobrero o gorra contra la insolación y las quemaduras.
Al usar todo cuerpo de forma intensa, se aprende a conocerlo mejor y disfrutar sus potencialidades. Si por ende no fuera suficiente, el beneficio de la situación física mejora ostensiblemente. No sólo sirve para aumentar la capacidad cardiaca y pulmonar, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares, sino que se pierde considerable peso y hasta previene contra la osteoporosis y la diabetes. Incluso, cuando ya se padecen algunas de estas dolencias el ejercicio de caminar es una terapia obligada.
Fuente: azcentral.com , EFE - 13/Sept/2006
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