Popularmente se lo conoce como "síndrome de la clase turista", porque aparece durante un viaje largo en avión, pero se presenta también en otras circunstancias, como cuando una persona tiene que mantenerse en una posición fija o sin actividad.
Es frecuente también en pacientes que deben estar internados o con las piernas inmovilizadas durante largos períodos.
Sin embargo, se sabe también que no basta con la falta de movilidad en las extremidades, porque sólo lo sufren personas que, además, tienen una determinada condición de la sangre.
Los pasajeros que están expuestos a una reducida movilidad en las piernas durante un viaje en avión que se prolonga por varias horas, pueden formar coágulos (trombos) en las piernas.
Claro que la mayoría de los trombos se disuelven al mover las extremidades, caminar en los pasillos o realizar ejercicios de contracción de las pantorrillas.
La pregunta es por qué algunas personas no experimentan ningún problema, aún en el caso de viajeros frecuentes, mientras que otras sufren una trombosis venosa profunda, que a veces tiene una consecuencia fatal: el coágulo formado se desprende, viaja por la red circulatoria y al llegar al pulmón origina una embolia.
Otro dato llamativo –que hizo que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) promoviera una investigación que ya está dando sus primeros resultados– es que los casos fatales de embolias pulmonares luego de un viaje prolongado, se presentan en personas de cualquier edad y que no habían tenido síntomas que advirtieran sobre las posibilidades de riesgo.
Es frecuente también en pacientes que deben estar internados o con las piernas inmovilizadas durante largos períodos.
Sin embargo, se sabe también que no basta con la falta de movilidad en las extremidades, porque sólo lo sufren personas que, además, tienen una determinada condición de la sangre.
Los pasajeros que están expuestos a una reducida movilidad en las piernas durante un viaje en avión que se prolonga por varias horas, pueden formar coágulos (trombos) en las piernas.
Claro que la mayoría de los trombos se disuelven al mover las extremidades, caminar en los pasillos o realizar ejercicios de contracción de las pantorrillas.
La pregunta es por qué algunas personas no experimentan ningún problema, aún en el caso de viajeros frecuentes, mientras que otras sufren una trombosis venosa profunda, que a veces tiene una consecuencia fatal: el coágulo formado se desprende, viaja por la red circulatoria y al llegar al pulmón origina una embolia.
Otro dato llamativo –que hizo que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) promoviera una investigación que ya está dando sus primeros resultados– es que los casos fatales de embolias pulmonares luego de un viaje prolongado, se presentan en personas de cualquier edad y que no habían tenido síntomas que advirtieran sobre las posibilidades de riesgo.
Problemas hematológicos
"Todas las personas, de cualquier edad o condición de salud, estamos permanentemente generando trombos o coágulos, y a la vez disolviéndolos", explica el hematólogo Fabián Del Duca.
Admite que en la sangre existen dos factores antagónicos que coexisten según la circunstancia.
Si hay una interrupción de la circulación sanguínea en una extremidad, por ejemplo al poner una gomita apretada en un dedo, llega un momento en que comienza a ponerse azulado y se siente como "dormido".
Por la falta de circulación se produjeron coágulos.
Al soltar la gomita, en poco tiempo desaparecen estos signos, se restablece la circulación y en poco tiempo los coágulos se disolvieron por el factor anticoagulante que está presente en condiciones normales de salud.
El problema se da cuando el factor coagulante no cuenta con un buen sistema anticoagulante que lo controle.
En este caso falta un equilibrio entre ambos factores y cuando el que falla es el sistema anticoagulante estamos frente a un trastorno llamado trombofilia.
Esta enfermedad no presenta síntomas que den una señal de alerta.
No tiene ningún vínculo con los trastornos venosos, como las várices, ya que se trata de la circulación profunda, como podría creerse, ni con trastornos cardiovasculares.
Agrega el especialista que se trata de una enfermedad autoinmune es decir, una serie de anticuerpos determinados que algunas personas tienen en su sangre en mayor cantidad que lo normal.
Puede ser de origen hereditario o adquirido.
No se puede hablar de síntomas, pero sí de trastornos vinculados. Por ejemplo, puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Asimismo, las mujeres que poseen esta característica particular en su sangre, tienen un alto riesgo de padecer pérdida de embarazo, bajo peso fetal o preeclampsia, si no se diagnostica antes el trastorno y se realiza un tratamiento preventivo con anticoagulantes durante toda la gestación.
Precauciones al viajar"Todas las personas, de cualquier edad o condición de salud, estamos permanentemente generando trombos o coágulos, y a la vez disolviéndolos", explica el hematólogo Fabián Del Duca.
Admite que en la sangre existen dos factores antagónicos que coexisten según la circunstancia.
Si hay una interrupción de la circulación sanguínea en una extremidad, por ejemplo al poner una gomita apretada en un dedo, llega un momento en que comienza a ponerse azulado y se siente como "dormido".
Por la falta de circulación se produjeron coágulos.
Al soltar la gomita, en poco tiempo desaparecen estos signos, se restablece la circulación y en poco tiempo los coágulos se disolvieron por el factor anticoagulante que está presente en condiciones normales de salud.
El problema se da cuando el factor coagulante no cuenta con un buen sistema anticoagulante que lo controle.
En este caso falta un equilibrio entre ambos factores y cuando el que falla es el sistema anticoagulante estamos frente a un trastorno llamado trombofilia.
Esta enfermedad no presenta síntomas que den una señal de alerta.
No tiene ningún vínculo con los trastornos venosos, como las várices, ya que se trata de la circulación profunda, como podría creerse, ni con trastornos cardiovasculares.
Agrega el especialista que se trata de una enfermedad autoinmune es decir, una serie de anticuerpos determinados que algunas personas tienen en su sangre en mayor cantidad que lo normal.
Puede ser de origen hereditario o adquirido.
No se puede hablar de síntomas, pero sí de trastornos vinculados. Por ejemplo, puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Asimismo, las mujeres que poseen esta característica particular en su sangre, tienen un alto riesgo de padecer pérdida de embarazo, bajo peso fetal o preeclampsia, si no se diagnostica antes el trastorno y se realiza un tratamiento preventivo con anticoagulantes durante toda la gestación.
Los trastornos hematológicos no suelen dar síntomas, pero hay algunos datos para tener en cuenta durante un período prolongado de reposo o en un viaje que dura más de cuatro horas.
La hinchazón de piernas, especialmente si no es habitual y llama la atención a la persona, es motivo de consulta si hay un médico a bordo y, además, es fundamental movilizarse.
Estas son algunas posibilidades:
- Mover las piernas cada tanto para activar la circulación; caminar por el pasillo.
- Realizar contracciones musculares en las pantorrillas y girar los pies para varios lados.
- Antes de dormir, evitar mantener las piernas cruzadas.
- No ocupar el espacio destinado a las piernas con bolsos o paquetes.
- Utilizar ropa holgada durante el viaje, aflojar el cinturón y los cordones de los zapatos. Evitar ropa interior muy ajustada, especialmente medias o zoquetes con el elástico muy apretado.
- No tomar alcohol. Tampoco café, ni bebidas cola, por su contenido en cafeína.
- Una aspirina antes de iniciar el viaje ayuda a equilibrar el tiempo de coagulación sanguínea.
- Además de estas recomendaciones las personas con trombofilia y con alto riesgo de trombosis deben también:
- Consultar con su hematólogo para evaluar la necesidad de recibir una inyección de heparina para prevenir la formación de trombos.
- Tomar un comprimido de aspirina antes del vuelo.
Fuente: www.lanuevaprovincia.com.ar (19/jul/2006)
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