El tráfico de la capital es difícil desde hace muchos años, y quizá por esta razón los granadinos ya se han habituado a desplazarse a pie diariamente. Así, al menos, lo indica el estudio del Ministerio de Medio Ambiente, Perfil Ambiental de España 2005, en el que Granada y su Área Metropolitana ocupan el segundo lugar tras Barcelona en desplazamientos a pie por motivos de trabajo, por delante de otras grandes ciudades como Bilbao y Valencia.
Según el estudio, casi tres personas de cada diez se desplazan a sus lugares de trabajo a pie y especifica que cuando el desplazamiento no es por motivos laborales, suelen aumentar aquellos que se decantan por el modo peatonal y llega hasta el 55%.
Sin embargo, según el estudio, los granadinos se sitúan a la cola en las ciudades españolas en cuanto al uso del transporte público. Mientras que en Barcelona, Madrid, Cádiz o Bilbao, el uso de estos medios de transporte para desplazarse hasta el lugar de trabajo se sitúa en torno al 30%, y en otras capitales como Sevilla o Alicante superan el 10%, en Granada esta cifra desciende hasta el 8%.
Además, los granadinos tampoco están habituados a utilizar el autobús en su tiempo libre. Mientras que en otras ciudades estudiadas el uso del transporte público por motivos que no sean de trabajo aumenta de manera considerable, en Granada sólo alcanza un 11%, según dicho estudio.
Según el experto en Urbanismo José Luis Cañavate, el escaso uso del transporte público en las ciudades se justifica por la ausencia de viales exclusivos para este tipo de transporte en las ciudades, lo que provoca que aquellos que tienen que realizar desplazamientos más largos opten por utilizar el vehículo privado al no ofrecer el público mejores prestaciones.
Cañavate explicó que en todos los estudios que se han realizado al respecto, los usuarios de vehículos privados se muestran "insatisfechos" por tener que utilizarlos y dos de cada tres aseguran que preferirían trasladarse dentro de la ciudad y el Área Metropolitana de alguna otra manera.
Sólo un diez por ciento de los ciudadanos se declaran "conductores ideológicos" y, normalmente, el perfil de estas personas suele ser de alto nivel adquisitivo y mínima cultura, "lo que se denomina el nuevo rico, que le gusta utilizar el coche para sentirse urbanita", señaló el experto en movilidad.
Sin embargo, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos preferiría no verse obligado a utilzar el vehículo privado en sus desplazamientos por la ciudad y su Área Metropolitana, "no deja de aumentar el suelo que se consume para que los coches circulen".
En los años 80, el suelo de las ciudades ocupado para abrir calles se estimaba en un 30%. Dos décadas después, y con el boom de los años 80 y 90 del uso de vehículos privados dentro de las ciudades, el suelo que se come el asfalto ha aumentado hasta el 70% de las ciudades, sin que por otro lado se hayan habilitado más espacios peatonales o de circulación de transporte público.
Los problemas de tráfico de las ciudades no se solucionarán en un espacio breve de tiempo, sino que más bien se acercarán cada día más al colapso, "aunque se sigan construyendo carreteras o aumentando la anchura de las calles" porque es imposible "absorver" la cantidad de vehículos que se desplazan en la aglomeración urbana.
Las políticas de tráfico deberían encaminarse a conseguir una red peatonal constante entre todos los barrios de la ciudad y se quejó de que estos aspectos "nunca se tratan en los planeamientos urbanísticos de las ciudades". También abogó por un espacio reservado para el transporte público en todas las zonas de la ciudad para mejorar la eficiencia de este modo de desplazamiento, además de la construcción de carriles bici.
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