17 marzo 2006

Ponle atención a tus huesos


Según estudios, una de cada tres mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura debido a la osteoporosis, evita una recaída

“¡Muévelos o piérdelos!” Ésta es una de las principales recomendaciones de los expertos para garantizar la fortaleza de los huesos y mantenerlos a salvo de la osteoporosis, una enfermedad cuya principal consecuencia son las fracturas.

Pero hacer ejercicio con regularidad no es la única fórmula para salvaguardar la buena salud ósea. Conócelas y aplícalas todas.

Una de cada tres mujeres de más de 50 años sufrirá al menos una fractura debido a la osteoporosis, muchas de ellas de la cadera, las cuales se asocian a un aumento de las dolencias colaterales y la mortalidad; deterioran la calidad de vida y generan una media de días de hospitalización superior a otras enfermedades como el cáncer de mama, la diabetes y el infarto de miocardio.

Pese a la alta incidencia de la osteoporosis y sus fracturas, los estudios recientes han demostrado que en muchos países pocas mujeres que se hallan en la quinta década de vida y constituyen el principal grupo de riesgo de sufrir la enfermedad consultan a sus médicos por este problema de salud.

Esa afirmación la sostienen los principales expertos mundiales en osteoporosis, que ven necesaria una aproximación mayor entre las mujeres y los médicos para que tomen conciencia de los riesgos de padecer esta enfermedad y dispongan de información acerca de la prevención, disponibilidad y utilización de tratamientos eficaces.

Según el doctor Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (Fhoemo), “uno de los factores de riesgo más importante en el desarrollo de la osteoporosis es la falta de ejercicio físico, y por ello los sedentarios padecerán más esta enfermedad y sus consecuencias, es decir, las fracturas”.

“De hecho, el ejercicio es uno de los elementos clave para prevenir esta enfermedad o para la recuperación de las personas que ya la padecen, además de sus conocidas bondades para los sistemas cardiovascular y articular”, subraya el especialista.

Ejercitarse desde joven

La actividad física debe comenzar desde la juventud, etapa en la que es fundamental, ya que además de sus beneficios en otros órganos, es uno de los pocos elementos que logran aumentar la masa ósea durante la fase de desarrollo de una persona.

En las mujeres, después de la menopausia el ejercicio evita parcialmente la pérdida de masa ósea inherente al climaterio, y en las personas de edad, además de estabilizar la masa ósea, incrementa la masa muscular, con lo que evita el efecto negativo del impacto de caerse y logra un mejor control de la marcha, evitando asimismo las caídas, explica Diaz Curiel.

“Cualquier ejercicio es recomendable, pero basta uno tan sencillo y que puede realizar casi todo el mundo como es caminar, que es el que recomendamos a nuestros pacientes. Sólo hace falta practicarlo media hora al día o tres horas por semana y no tiene coste económico”, añade el presidente de Fhoemo.

La menopausia es uno de los principales factores de riesgo de sufrir osteoporosis, porque el desequilibrio hormonal que acontece en esta etapa femenina puede provocar una rápida pérdida de hueso. Por ello, es recomendable que las mujeres acudan a su médico para preguntar por el estado de sus huesos.

Sin embargo, según la ginecóloga Carmen Menéndez de la Asociación Españolala Menopausia (AEEM), sólo el 40% de las mujeres entre los 45 y 60 años acude a sus consultas y revisiones periódicas.

La doctora Menéndez insiste en la importancia de las consultas ginecológicas para la mujer en esta nueva etapa de su vida, ya que implica una serie de cambios que es preciso conocer y en la cual debe prepararse para vivir un envejecimiento saludable.

“Si la osteoporosis no se trata adecuadamente, continúa haciendo mella en el esqueleto aunque se cure la fractura, y si no se trata correctamente, volverá a originar nuevas fracturas”, agrega.

Vigilar el menú

Otro factor de riesgo de osteoporosis es una dieta inadecuada.

Para prevenir la enfermedad se recomienda una alimentación variada y saludable que sea adecuada a la persona en cuanto al número de calorías para mantener un peso adecuado, que se calcula con el índice de masa corporal (IMC) ya que el sobrepeso es un importante factor de riesgo de fractura.

“También hay que evitar hábitos alimenticios insalubres, como el exceso de sal, cafeína, alcohol y mantener un adecuado aporte de ciertos nutrientes como el calcio, del que se recomienda ingerir 1.5 gramos por día; de la vitamina D, de la cual hay que consumir al menos 400 Unidades Internacionales o UI por día, entre otros”, explica el doctor Esteban Jódar, del servicio de Endocrinología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid.

Investigaciones recientes indican un déficit importante de vitamina D en la población general de mayores de 65 años, indicó, y un reciente estudio ha mostrado que existe un déficit de vitamina D en un 25% a 50% de las personas que se encuentran en tratamiento por osteoporosis, lo cual habla de una situación que hay que corregir.

La vitamina D es esencial para una correcta absorción del calcio dietético y asegura las condiciones adecuadas para la mineralización de hueso.

Además, el déficit de este nutriente se asocia a una reducción de la función muscular y el equilibrio, lo que aumenta el riesgo de caída y de fractura osteoporótica.

Tanto la vitamina D como el calcio son necesarios para un proceso normal de recambio óseo, para que se formen huesos sanos y fuertes y para prevenir las fracturas.

Unos niveles bajos de la vitamina pueden conducir a una absorción insuficiente del mineral, lo que lleva a un aumento del proceso de resorción ósea, por el cual se elimina el hueso, y a una reducción de la densidad mineral ósea.

La principal fuente de vitamina D es la luz solar, la cual hace que el organismo produzca este nutriente, pero hay factores que pueden afectar la cantidad de vitamina que se produce en la piel, como la estación del año, la latitud geográfica, la hora del día, el grado de nubosidad, la niebla, la vestimenta, los protectores contra el sol, la pigmentación dérmica y las alteraciones de las funciones de la piel y los riñones por el envejecimiento.

Fuente: frontera.info

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