No piense en su edad, ni en que siempre ha llevado una vida sedentaria ni en que ya es demasiado tarde para empezar cuando su médico le recomiende que haga deporte como parte de su tratamiento para la osteoporosis.
Usted —como los tres millones y medio de españoles afectados (en su gran mayoría mujeres) por esta patología que se caracteriza por la pérdida de masa ósea y el consecuente aumento del riesgo de fracturas— puede y debe moverse si quiere proteger su salud general y, especialmente, la de sus huesos.
Lo único que sí tiene que suscitarle dudas es cuál es el ejercicio que más le beneficia y, por el contrario, qué movimientos nunca debe ejecutar para evitar lesiones. Precisamente, este año, el Día Mundial, que se celebró el pasado jueves (20/oct/2005), ha girado en torno al lema: 'Muévelos o piérdelos: el papel del ejercicio en la salud de los huesos'.
Pero, tal y como se reconoce desde la Asociación Española Contra la Osteoporosis, «este consejo no cala muchas veces porque en la mayoría de las ocasiones no va asociado a ciertas instrucciones que incluyan desde qué ejercicio se debe realizar o cuál hay que evitar para no sufrir un percance. Por eso, las afectadas acaban desoyendo la recomendación porque se ven incapaces de hacer deporte o no lo practican por miedo a hacerse daño», insiste su presidenta, Carmen Sánchez.
Por este motivo, desde esta institución y en colaboración con la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO), surgió la idea de realizar un vídeo que recoge una tabla de ejercicios recomendados y otros que no lo son. «Nos llegaban muchas afectadas de todos los puntos del territorio nacional solicitando información. Con este vídeo pueden ir a sus gimnasios y enseñar a sus monitores cómo abordar su problema. O, simplemente, gracias a él pueden practicar en sus casas», recuerda Carmen Sánchez. Andrés Peña, del departamento de Rehabilitación del hospital Ramón y Cajal de Madrid y uno de los autores de este 'manual de instrucciones,' reconoce que «el deporte de cualquier tipo es útil en estos casos. Está demostrado que las personas que realizan una actividad física pierden menos densidad ósea que los que son sedentarios y, por ello, tenemos que convencer a la población para que lo practique».
Para difundir este mensaje, este especialista está recorriendo los centros de personas mayores de la Comunidad de Madrid con el fin de enseñar a los monitores y a los propios residentes que se tiene que hacer ejercicio y cómo. Así, y tal y como se destaca en una reciente revisión de la división Cochrane, «los ejercicios aeróbicos con carga y resistencia son todos efectivos para aumentar la densidad de la masa ósea de la columna en mujeres posmenopáusicas. La caminata también es efectiva para la cadera».
El propio Colegio Americano de Medicina del Deporte aconseja también un programa que combine actividades aeróbicas, como caminar, nadar o hacer bicicleta con las de fuerza. «Cuanto más vigoroso sea el ejercicio mejores resultados se obtienen, pero lo importante es que se adapte a las capacidades de cada persona. Los deportes que más favorecen el aumento de masa ósea o la reducción de su pérdida son los de resistencia. Ejercicios que fuerzan al hueso a trabajar en contra de la gravedad, como subir montañas o escaleras, bailar, trotar o el tenis», apunta el rehabilitador.
Por el contrario, los que nunca deben llevarse a cabo son los que implican flexión. «Lo primero que hace mucha gente cuando le dices que se mueva algo es inclinar la columna hacia delante e ir con las manos a tocarse los pies. Todos los ejercicios que impliquen la flexión anterior de la columna aumenta el riesgo de fracturas vertebrales. Tampoco deben practicarse los que implican mucho impacto», aclara.
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