02 mayo 2005

La primavera ha llegado sin saber muy bien como ha sido


Nunca llegaremos a estar, seguramente, tan convencidos de que la vida bulle aún a nuestro alrededor, y de qué manera además, de que por tanto no quedó varada, como un barco en la arena de una playa, tras esos días tristes y anodinos del invierno, como en estos momentos en los que la primavera, con toda su fuerza comienza a entrar de lleno en nuestras vidas, y la luz y el colorido más variopinto, se despliegan a nuestro alrededor, en su más excelsa apoteosis.

Si no fuese porque andamos mirando el calendario día tras día y llegadas estas fechas la esperamos con verdaderas ganas, diríamos que, en efecto, la primavera de pronto ha llegado, pero sin saber muy bien cómo ha sido.

De repente y casi de un día para otro, los árboles florecen efusivamente a nuestro alrededor, el sol brilla de manera especial y alcanza ya una cierta fuerza en su acción, los pájaros del entorno que, hasta entonces parecían estar como huidos y los pocos que sobrevolaban la ciudad y sus alrededores andaban un tanto tristes y silenciosos, de pronto comienzan con sus cantos y no paran en su acción a lo largo de todo el día. Las gentes por su parte, comienzan a dejarse ver por doquier y a llenar las calles de la ciudad y a reencontrarse con sus parques y sus jardines de siempre, donde la primavera se mostrará muy pronto en su máxima expresión para colmar todos y cada uno de los sentidos.

Por todo ello, no es extraño observar cómo a la primavera se la recibe en muchos lugares con diferentes tipos de ritos o de fiestas, como manifestación de alegría por su llegada. Una auténtica explosión de alegría y colorido que inunda todas las calles y plazas de la ciudad, tras la llegada de la primavera. Pero quizá también una disculpa en el fondo para salir a la calle aprovechando la fuerza y el colorido que la primavera proporciona a la naturaleza y reencontrarse con la vida en su máxima demostración.

De ahí, sin duda, esa popular expresión que se recoge entre nosotros coincidiendo con esta estación del año y que nos habla de que la primavera la sangre altera. Cómo no lo va a hacer, si de pronto pareciera como si se recuperasen al cien por cien las ganas de vivir, tras el ralentí del invierno. Y el deseo de salir a la calle y caminar sin rumbo fijo se nos mostrara mucho más presente que nunca.

Estaríamos yendo en contra de la naturaleza sin duda, si no aprovechásemos estos días que se nos abren ante nosotros, alegres y coloristas por encima de todo, y saliésemos de nuestros respectivos aposentos camino de algún espacio abierto, al aire libre, donde poder sentir ese renacer de la vida a borbotones y quizá en su máxima expresión.

Todo ello que, de momento y a la vista de los acontecimientos, pareciera ser solamente la teoría o el deseo de la misma, llegará cuando menos lo esperemos, de un día para otro. Y veremos entonces cómo se instala de pronto entre nosotros y comenzamos a gozar de ella día a día.

Ánimo, pues, que así será sin lugar a dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario...