12 mayo 2005

El ejercicio intenso protege contra tumores de próstata agresivos


Hasta ahora he leído mucho sobre las ventajas de hacer ejercicio para tener una buena salud física, pero la siguiente noticia es una novedad para mi, en fin... juzgarla vosotros mismos.

Especialmente en varones mayores de 65 años, practicar tres horas semanales de ejercicio intenso puede ser una medida eficaz contra las formas más agresivas de cáncer de próstata: de alto grado en la escala de malignidad, avanzados y de carácter mortal. Aunque los mecanismos por los que tiene lugar esta protección no están muy claros de momento, un reciente estudio insiste en los beneficios protectores de la actividad física.

Hasta ahora se había repetido en varias ocasiones la idea de que el ejercicio podía jugar un importante papel de prevención frente a ciertos tumores (de mama, por ejemplo), pero las conclusiones del último estudio publicado por la revista 'Archives of Internal Medicine' son quizás las más detalladas en lo que a próstata se refiere.

Científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) emplearon los datos de más de 47.000 varones incluidos en el estudio 'Health Professionals Follow-Up Study', que sigue desde el año 1986 a una amplia variedad de profesionales sanitarios (dentistas, pediatras, farmacéuticos...) para evaluar la relación entre los niveles de actividad física y la progresión de esta enfermedad.

Hasta el año 2000, los voluntarios respondieron cuestionarios periódicos sobre el tiempo que dedicaban a diferentes deportes. En los 14 años de seguimiento se diagnosticaron más de 2.800 tumores prostáticos en la muestra, incluidos 482 de carácter avanzado (de ellos 280 mortales).

Al cruzar los datos de los registros médicos con los del ejercicio, el estudio no descubrió ninguna relación de carácter global que permitiese asegurar que los varones más activos tenían menos riesgo de desarrollar el cáncer. Sin embargo, al analizar por grupos de edad e intensidad del ejercicio, se descubrió que los participantes mayores de 65 años en la categoría más alta de actividad (que supone más de tres horas semanales a un ritmo elevado) tenían hasta un 70% menos de probabilidades de desarrollar un tumor agresivo. La mortalidad por esta causa en este mismo grupo también se redujo un 80%.

En los análisis que únicamente evaluaron el grado de malignidad del tumor, mediante la llamada escala Gleason (que determina de dos a 10 la apariencia de las células malignas al microscopio), los varones más activos también salieron beneficiados. El riesgo de tener un cáncer más agresivo se redujo en estos casos hasta un 40% y hasta un 50% cuando sólo se consideraba a los mayores de 65 años.

La investigación no determina el 'porqué' de esta asociación, pero sospechan que puede tener relación con hormonas como la testosterona o la insulina, implicadas en el proceso de carcinogénesis.

Por esa reducción de la progresión de la enfermedad y la mortalidad por cáncer, y alegando además "el resto de beneficios de otro tipo ya documentados", los autores insisten en la importancia y los beneficios del ejercicio físico.

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