16 abril 2005

Hipertensión: Cuando el ejercicio físico no es suficiente

Las guías del Colegio Americano de Medicina Deportiva estadounidense sobre prevención y tratamiento de la tensión arterial elevada recomiendan llevar a cabo un programa de ejercicio moderado que combine ejercicio aeróbico (andar, correr, caminar, montar en bicicleta, nadar...) con sesiones de fortalecimiento (levantamiento de pesas ligeras). La clave, según los especialistas, es practicar esta rutina entre tres y cinco veces por semana y durante 30 o 45 minutos cada vez.

Sin embargo, según un nuevo trabajo recogido en la revista 'Archives of Internal Medicine', esta medida no es efectiva, al menos no en personas mayores. Para comprobarlo, los científicos seleccionaron una muestra de 104 personas de entre 55 y 75 años.Todos tenían la tensión levemente alta, pero no estaban tomando medicación hipotensora. De manera aleatoria, los individuos fueron asignados a dos grupos. El primero llevó a cabo un programa de ejercicios como el descrito anteriormente y el segundo únicamente recibió asesoramiento dietético.

Al cabo de seis meses, los miembros del grupo que se había entrenado tenían mejor forma física y habían perdido grasa corporal, incluso su presión arterial había bajado, pero las diferencias no eran significativas con respecto al grupo que sólo había cuidado su dieta, cuyos miembros también habían visto reducida su tensión.

Entonces, ¿por qué se había establecido que la actividad deportiva suave era esencial para combatir la hipertensión? Pues según las conclusiones de los investigadores, los trabajos que así los sugerían estaban realizados con pacientes mucho más jóvenes. «En éstos, la patología tiene unas características diferentes», argumentan.

«En las personas de menos edad, la tensión suele elevarse porque, por diversas causas, el latido cardiaco es mucho más rápido de lo que debería, tanto en reposo como durante el esfuerzo deportivo. Por el contrario, en los mayores suele ser el resultado de los cambios que se producen en las paredes de las principales arterias que transportan la sangre por todo el cuerpo. Éstas se vuelven menos elásticas, más rígidas, lo que hace que la presión suba», concluyen.

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