12 marzo 2005

El medio ambiente, al alcance de todos


La vida diaria ofrece sencillos recursos para cambiar nuestras pautas de consumo. Nuestros hábitos de consumo diarios influyen en la degradación del medio ambiente. Los vertederos de basura están saturados; se agotan los recursos naturales; se multiplica el número de vehículos y se dispara la contaminación atmosférica.

El planeta no soportará el desmedido ritmo de vida de la sociedad actual. Si todos los habitantes de este mundo tuvieran iguales hábitos de consumo que los españoles, harían falta dos tierras y media para satisfacer las necesidades de la Humanidad.

Aunque lejos de poder solucionar este problema, los propios hogares pueden contribuir a preservar el medio ambiente. La vida cotidiana ofrece sencillos recursos ecológicos en favor del desarrollo sostenible. Cada familia debe poner su granito de arena para conseguir un planeta mejor. Sólo hace falta paciencia y esfuerzo.

Si todos nos implicamos, mediante una serie de sencillos recursos, y aplicandolos a diario, se puede hacer mucho, desde el ahorro energético o el reciclaje de basura hasta los nuevos desplazamientos en bicicleta o los recorridos de los autobuses urbanos.

Cada vez más basura. Qué hacer con la basura que generamos es un gran problema. Pese a que el nivel de reciclaje va en aumento, el volumen de residuos domésticos también sigue creciendo. Se genera por cada persona alrededor de 1,3 kilos de basura al día. O lo que es lo mismo, 478 kilos al año.

Para poner freno a estas cifras, se pone en marcha el principio jerárquico de las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) que estableció la Unión Europea. Lo más importante es prevenir en origen y concienciarnos de la necesidad de reutilizar todo lo posible.

¿Cómo? Depositando los productos contaminantes en los lugares destinados para ellos. Ccolocando la ropa que no se necesite en los contenedores para su posterior reutilización; llevando bolsas propias a la hora de comprar; evitando el uso de artículos desechables o utilizando papel 100% reciclado y libre de cloro.

La separación de los residuos, tiene que ser un hábito. En los contenedores apropiados se deben almacenar envases de plástico, latas y breaks; en otros, el cartón, papel, periódicos y revistas, y en otro diferente los envases de vidrio.

La elección de los alimentos es decisiva a la hora de reducir el volumen de basura. Hay que comprar productos que no se encuentren empaquetados en exceso. Para un consumo que no perjudique el medio ambiente, lo mejor es utilizar productos de calidad y consumir alimentos naturales y ecológicos. No somos consciente del problema que genera la basura hasta que uno no se la encuentra.

Menos coches. El transporte es una de las principales fuentes de contaminación de la atmósfera. Se opta por priorizar el transporte público frente a la utilización de los vehículos privados. Las ordenanzas de circulación cada vez dan prioridad al peatón y a los autobuses urbanos por encima de otros medios de transporte (coches y motos).

Un uso cada vez mayor de la bicicleta, sería una cosa a fomentar, para dejar de utilizar el coche y de la moto, en desplazamientos cortos. Pese a todo, los desplazamientos en bicicleta se han multiplicado en los últimos años. Si se preparasen cad vez más carriles para las bicis, se utilizaría mucho más. Es cuestión de animar a la gente a que deje el coche aparcado. Y la bicicleta es un medio de transporte rápido, saludable, económico y no contaminante.

En el caso de utilizar el coche, es recomendable compartir el vehículo privado con otras personas que realicen el mismo itinerario y moderar la utilización del claxon. La acústica es una forma más de contaminación.

Algunas ciudades, por sus dimensiones y paisaje, invitan a caminar sus calles a pie, otro modo de desplazamiento ecológico y saludable. Siempre que los itinerarios y espacio peatonal esté bien cuidado. Los trayectos cortos se pueden hacer perfectamente caminando.

El agua, imprescindible. Consumimos 339 litros de agua al día, donde se incluye el consumo doméstico e industrial, limpieza de calles y pérdidas por fugas en las tuberías. Un buen objetivo sería reducir el consumo de agua en todos los sectores.

Lo primero es no despilfarrar. se pueden instalar economizadores de agua en los grifos (reduce 30%). El inodoro no debe utilizarse como «papelera». Cada descarga de cisterna supone alrededor de 10 litros. Se pueden instalar pulsadores de bajo consumo. También introducir una botella llena de líquido.

El consumo de agua alcanza sus picos más altos en la temporada estival, sobre todo en las playas. Sin duda, hay que racionalizar este consumo.

El ahorro también hace referencia a la energía. No dejar encendido el ordenador o apagar la luz cuando se salga de una habitación son algunos consejos. Cocinar con olla a presión y con poca agua; lavar la ropa con agua fría y a carga completa o sustituir las bombillas normales por otras de bajo consumo. Y por supuesto, promocionar las energías renovables.

El objetivo es avanzar paso a paso hacia un futuro más sostenible.

Ahora hay que poner en práctica la lección.

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