24 enero 2005

Todavia te queda tiempo


Dejar de fumar, comer mejor, hacer ejercicio, llevar un estilo de vida más sano. El año que se inicia siempre coincide con el comienzo de las buenas intenciones y proyectos. Tiene que darle prioridad a la salud de su cuerpo y mente y estos días de enero son los mejores para empezar a crear el plan que cambiará su vida.

La salud 'con mayúsculas' no consiste sólo en la ausencia de enfermedades y dolores, sino en mantener un estilo de vida que garantice el buen estado y funcionamiento del organismo y el bienestar psicológico y emocional.

Para ello basta con adoptar e incorporar a nuestra existencia una serie de hábitos que nos ayudarán a "llenar los años de vida y no la vida de años", como los que propone el doctor Jesús Sánchez Martos, catedrático de Educación para la salud, de la Universidad Complutense de Madrid, y autor del libro A favor del tiempo.

Coma bien, se sentirá bien. La afirmación de que "somos animales de costumbres" es tan cierta como que podemos cambiarlas. Cuando aprendemos a conducir un automóvil, al principio debemos atender los pedales, el volante, las marchas e instrumentos, pero al cabo de un tiempo lo conducimos automáticamente, de forma natural. Lo mismo ocurre con el vehículo de nuestra vida: el cuerpo humano.

Manténgase hidratado. Junto con el oxígeno, el agua es el otro elemento imprescindible para la vida y compone hasta el 70 por ciento de nuestro organismo, si bien la proporción se reduce con el paso de los años. A partir de la cuarta década de vida, el cuerpo requiere un mínimo de 2 a 2,5 litros diarios para funcionar bien. Esta cantidad puede tomarse en forma de agua, infusiones, caldos, así como frutas y verduras ricas en líquido, como la sandía, el melón o la lechuga, excluyendo el alcohol.

Fibra vegetal para la salud intestinal. Además de facilitar el tránsito de las heces por el intestino al conferirles volumen y humedad, ayudando a evitar el estreñimiento, los residuos de las frutas y verduras que no absorbe el organismo ayudan a sentir el estómago saciado, y por tanto a comer menos. Las principales fuentes de fibra son: los cereales, el salvado de trigo, las verduras, frutas con piel y hortalizas, y los frutos secos.

Desayune como un rey. La primera comida del día es fundamental, y debe descartarse "el pan y el café a toda prisa" que produce un pico de energía rápida, seguido de un bajón de vitalidad y punzadas de apetito, y hace que a media mañana ya estemos famélicos.

La mejor combinación es un lácteo con fruta fresca o zumo recién exprimido, más pan o cereales integrales. A ello conviene añadir miel, mermelada o azúcar, junto con unas rebanadas de jamón serrano sin grasa, jamón york o pavo.

Mentalícese contra el sedentarismo. La inactividad abre la puerta a muchas dolencias. Convénzase de que dedicar un tiempo a la actividad física debe convertirse en un hábito cotidiano como cepillarse los dientes. Muévase siempre que pueda, usando las escaleras y los pies, en vez del ascensor y el automóvil.

Caminar media hora diaria basta para ahuyentar lo que algunos médicos llaman el "síndrome de la muerte por sedentarismo".

¿Actividad o deporte? Lo ideal es practicar ejercicio al menos tres veces por semana. Si no le gusta el deporte o no tiene tiempo puede pasear, bailar, caminar a buen paso o hacer las tareas de la casa, cuidando las posturas del cuerpo.

Puede dedicar un día a ir o volver andando al trabajo, otro a ir caminando a comprar, y el tercero a limpiar y ordenar toda la casa. Todo ello, de forma regular, aumentando el tiempo y la intensidad de la actividad poco a poco y sin realizar actividades bruscas que fuercen el cuerpo.

Evite aislarse. El correo electrónico, el teléfono y los mensajes del móvil son prácticos y tentadores, pero su abuso puede conducir al aislamiento, ya que prescinden de lo esencial de la comunicación: el calor de la voz, los gestos, la mirada, el tacto, la escucha y comunicación no verbal, tanto o más importante que la hablada o escrita.

La soledad no deseada también es un factor de riesgo para enfermar, al que reducir la ganas de cuidarse, ejercitarse y comer bien. Salga a pasear, quede con amigos, vaya a ver tiendas. Jamás se abandone.

Disfrute del sexo. No sólo es patrimonio de los jóvenes o los recién casados: llevar una vida sexual plena y placentera puede ser un auténtico tónico que nos llene de felicidad, fuerza y energía, a cualquier edad.

Hacer el amor libera tensiones, quema calorías y relaja el cuerpo y la mente. En materia sexual, la clave es no obligarse ni empujar al otro a hacer algo que no le guste, sino practicar esta "otra forma de comunicación" con regularidad y tiempo suficiente, cuando a ambos les apetezca.

Acuda a revisarse puntualmente. La periodicidad y tipo de exámenes médicos recomendables, dependerán de la edad, salud y sexo de la persona, pero hay que estar atento a todas las revisiones, ya sean de los ojos, pies, dientes, presión arterial o corazón, así como las ginecológicas y urológicas y análisis de sangre. La prevención es el mejor modo de evitar problemas, que sólo el médico puede diagnosticar.

Aunque uno se encuentre sano hay que revisarse periódicamente. Hay que reemplazar el miedo a que "nos descubran algo" por la certeza de que cuánto antes nos detecten un problema de salud, más posibilidades hay de curarlo.

Evite la automedicación. Tenga cuidado con las medicinas, tómelas siempre bajo supervisión médica y abandone la mala y peligrosa costumbre de autorrecetarse. Ante un desarreglo leve, consulte a su farmacéutico, y ante un problema que considere más severo, acuda al médico.

Otro error a erradicar consiste en dejar la terapia prescrita a medias cuando se percibe una cierta mejoría: siempre hay que completarla.

Sea consciente de que nuestra vida en el año depende de cómo le comencemos pero, sobre todo, de cómo lo sigamos día a día. Así es que tenga en cuenta las recomendaciones y disfrute, sea positivo.

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