23 diciembre 2004

Cuídate tambien en las fiestas de Navidad


Un estudio estadounidense acaba de desvelar que durante estas fechas se producen hasta un 5% más de muertes naturales de las que cabría esperar. Aunque la causa todavía no está clara, podría deberse a que los pacientes deciden esperar a que se pasen las vacaciones para ir al médico. "Durante las Navidades de 1973 a 2001 se produjeron [en EEUU] 42.039 muertes más de las que cabría esperar si las vacaciones no afectasen a la mortalidad", resumen los autores este nuevo estudio, que acaba de publicar la edición 'on line' de la revista 'Circulation'.
Hasta ahora, las investigaciones habían revelado que durante las fiestas navideñas aumentan los fallecimientos a causa de accidentes de coche, asesinatos y suicidios, pero poco caso se había hecho a las muertes por causas naturales. Sólo una investigación, publicada en 1999, también en 'Circulation', había visto que durante las vacaciones de invierno aumentaban las muertes coronarias en Los Angeles.
Lo cuenta el propio autor de aquel estudio, el cardiólogo Robert Kloner, en un editorial que acompaña al nuevo trabajo: "Inicialmente pensamos que este fenómeno podía explicarse por las bajas temperaturas (…). [Pero] nos encontramos con un aumento de fallecimientos en torno al día de Acción de Gracias, que ascendía a lo largo de la Navidad, llegaba a su punto máximo el día de año nuevo y entonces descendía, mientras que las temperaturas diarias mínimas se mantenían relativamente estables durante los meses de diciembre y enero", relata el investigador.
Dudas planteadas Kloner y su equipo especularon con que el incremento podría deberse al estrés que ocasionan estas fechas, pero lo cierto es que aquel estudio dejaba abiertas muchas cuestiones: ¿Se daba este fenómeno en otras enfermedades?, ¿y en el resto de EEUU? ¿Era más acusado en los climas fríos, ¿y en ciertos días de las vacaciones?, se preguntan los firmantes del nuevo trabajo.
Estos investigadores se decidieron a salir de dudas realizando un estudio más amplio. Para ello han tomado los registros de muertes que se produjeron en EEUU entre 1973 y 2001. A continuación calcularon el número de óbitos que tendrían que producirse diariamente durante las vacaciones de Navidad (del 25 de diciembre al siete de enero) y la cifra real. De este modo, han visto que el número de fallecimientos durante las navidades era un 1,8% superior al que cabría esperarse (es decir, casi dos muertes más por cada 100 óbitos). La tendencia ha ido 'in crescendo', de modo que mientras en los tres primeros años estudiados 'sólo' se registró un aumento del 0,7%, en los últimos tres años estudiados el incremento fue del 3,3%.
Asimismo, el exceso de fallecimientos era "particularmente llamativo" para las muertes cardiacas que se producían inmediatamente después de que apareciese el problema médico, es decir, personas que estaban muertas a la llegada al hospital o que morían en urgencias.
La Navidad era el día del año que registraba más óbitos cardiovasculares, seguida por el 26 de diciembre y año nuevo. En cuanto a las muertes por otras enfermedades, el 'peor' día era el 26 de diciembre, seguido por el 25 de diciembre y el 1 de enero.
Explicaciones. Tras valorar una decena de posibles causas, los investigadores concluyen que la más plausible, a juzgar por sus cifras, es que "los retrasos en la búsqueda de tratamiento que ocasionan las vacaciones pueden contribuir a las muertes durante las vacaciones". Sin embargo, "otros procesos también pueden jugar un papel, como los cambios en la plantilla médica durante este periodo", reconocen los autores, que señalan que es preciso realizar más investigaciones sobre el tema.
De hecho, Kloner cree que tampoco deberían minusvalorarse otros factores descartados por los investigadores, como son las intoxicaciones respiratorias, los cambios en la dieta y en el consumo de alcohol. "El estrés emocional es otro aspecto que todavía puede ser importante. Durante las vacaciones, los pacientes pueden sentirse estresados por tener que relacionarse con parientes a quienes pueden no querer encontrarse; asumir presiones económicas, como comprar regalos, gastos de viajes, entretenimientos y decoraciones; y viajar.

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