23 noviembre 2004

Una nueva especie acuatica y otros artículos.


Cuando se camina mucho tiempo, es imprescindible hidratarse, pero este artículo no habla de ese tema, pero se acerca mucho, es muy curioso.

Una nueva especie acuatica. Una clasificación muy simple de los animales era ésta: terrestres y marítimos. Aunque había algún problema, por ejemplo la existencia de algunos animales ques on a la vez de tierra y de mar. Y si tenemos en cuenta a los pájaros, habría sido oportuno completar la clasificación añadiéndole los aéreos.

En todo caso, que la especie humana actual es terrestre nadie va a discutirlo. Pero ahora resulta que somos unos terrestres con vocación acuática, y lo digo por la cantidad de agua que la gente ha decidido consumir. El primer médico, o no sé quién, que recomendó que era conveniente beber mucha agua desencadenó una revolución que no se ha parado, al contrario: está invadiéndolo todo.

No se trata de beber mucha agua cuando estamos en casa o en la oficina. Esto es poco. Se trata de que vayamos por todas partes con una botella de agua en la mano, en la mochila, en el bolso, en la cartera de negocios. Reproducimos en la vida cotidiana aquella situación de los hospitales, en donde hay enfermos a los que se conecta en la vena una botella de suero o de líquido medicinal e hidratante.

Caminando por el Eixample, veo docenas de ciudadanos que llevan en la mano su botellín, o botellón, de agua, y de vez en cuando se paran a beber un sorbo. Me permito dar algunas noticias perfectamente contrastadas. En las escuelas, hay niños y niñas que, además de sus libros, lápices y libretas, van con su botellín de agua. En los institutos ocurre lo mismo. No es raro ver, en un tren, o en un metro, alguien que bebe agua. Un amigo que trabaja en una oficina me dice que tienen un aparato expendedor de bebidas y lo primero que se termina son las botellas de agua.

Testimonio de una bibliotecaria: mucha gente entra en la sala de lectura con un botellín. ¡También hay quién se lleva el agua al Liceu! Fantástico. Pero eltestimonio más sorprendente de todos: en una iglesia, un grupo de músicos, entre pieza y pieza, beben agua a chorro. Ya sólo falta que los sacerdotes se pongan un botellín de agua sobre el altar.


Por Josep María Espinàs.
El Periódico (19/11/04, 09.37 horas)

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Beber es un placer. La última moda del culto al cuerpo de finales de siglo amenaza con inundarlo todo en tiempos de sequía: el agua embotellada desborda sus previsiones en el mercado. La gente traga y el sector está a rebosar.

Los números son claros y las cábalas transparentes cual manantial cristalino. Durante los últimos años, el sector del agua embotellada ha crecido a un ritmo del 5% anual en España. El consumo del líquido elemento ha cobrado vida gracias a la moda sana y al culto del cuerpo. "La litrona ha muerto. ¡Viva el agua embotellada!", gritan los empresarios del sector mientras se frotan las manos.

Nadie lo duda: el agua embotellada tiene un futuro prometedor. Si no lo cree, mire a su alrededor en la oficina y haga memoria. ¿No es cierto que la plaga de las botellitas de agua es una cosa moderna? ¿Acaso no era el popular botijo un útil aguador más humanizado, comunitario y admirable?

Si piensa en las virtudes del barro como ese continente fresquito que nunca volverá, quizá esté en lo cierto. El siglo XXI exige funcionalidad: el plástico siempre vence (por desgracia).
La tradición del termalismo, que alcanzó sus años dorados entre la mitad del siglo XIX y la mitad del XX, tiene ahora otro punto de inflexión en forma de líquido encerrado en un envase. "Antes la gente tenía más tiempo para sí misma; ahora, la vida moderna ha hecho que todo se haga deprisa: ir al gimnasio corriendo y con la botella de agua al lado".
"El agua envasada está en auge porque las calidades del agua de grifo no se están cuidando nada", afirma Juan López de Uralde, director de campañas de la organización ecologista Greenpeace.

Según sus estimaciones, el litro embotellado es 400 veces más caro que el que no lo está.
Y añade: "Antes los problemas eran de abastecimiento, ahora son de calidad. Se prevé que vaya a peor, no hay ningún dato que indique que se esté frenando la contaminación del agua".
La boca se le hace agua al sector. De seguir así, una botella puede cotizarse como un buen vino del Duero.

http://www.el-mundo.es/larevista/num159/textos/agua2.html

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Adios al botijo. La botella de agua mineral se ha convertido en un complemento de moda más. No hay estrella de la pasarela, el cine o la canción que no se pasee acompañada por su botella de agua, preferiblemente uno de los últimos y “glamourosos” diseños de envases.
¿Se bebe usted 65 botellas de agua al año? Pues esa es la cantidad de envases por habitante que se consume en España anualmente.

Toni

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