27 noviembre 2012

La velocidad es lo que mueve a los bebés a caminar

Un estudio de la Universidad de Nueva York explica cómo y por qué los pequeños a pesar de las caídas, intentan desplazarse sobre las dos piernas.

Parece ser que es la velocidad el principal atractivo que estimula a los bebés a aprender a caminar, según el mencionado estudio publicado en una edición especial de la revista científica Psychological Science, dedicado a revisar varios mecanismo de aprendizaje en niños de días, meses y pocos años de edad.

De acuerdo con el Departamento de Psicología de la NYU, los niños de entre 12 y 19 meses que están en el proceso de aprendizaje para caminar llegan a caerse hasta 17 veces por hora, cuando se les deja libremente intentar caminar. Este alto número de caídas parece no frenar su empeño en poder desplazarse en dos piernas, en lugar de gatear pues se mueven con más velocidad que sus compañeros que sólo gatean.

El estudio lleva el nombre ¿Cómo aprendió usted a caminar? Miles de pasos, docenas de caídas y fue coordinado por la doctora Karen E Adolph, quien hizo un cambio en el modelo de estudio que se había repetido durante el último siglo para saber cómo aprenden a caminar los seres humanos. El cambio consistió en dejar a los niños libremente, en áreas seguras, para videograbar y estudiar cómo se comportaban para aprender espontáneamente a gatear y a caminar.

Ese estudio provee el primer conjunto de datos sobre la locomoción infantil natural, derivada de la actividad  libre del niño mientras juega. La observación indica que, en un periodo corto de tiempo, jugando libremente, el niño adquiere una inmensa cantidad de experiencia. Los niños estudiados, que tenían entre 12 y 19 meses, llegaron a caminar un promedio de 2 mil 368 pasos en una hora y también tuvieron, en promedio, 17 caídas por hora, indica el resumen de la investigación del equipo de la doctora Adolph.

Los mismos investigadores informaron que uno de los patrones de conducta que se repite es el hecho de que los principiantes en la caminata aceleraban sus pasos cada vez más, mientras adquirían seguridad en su posición erecta. También aumentaban su velocidad cuando comprobaban que su número de caídas iba disminuyendo. Aparentemente esta sensación de velocidad no era  inhibida por el hecho de que las caídas no desaparecían totalmente.

Algunos de los menores que sólo gateaban y veían a otros bebés caminar intentaban también acelerar gateando, pero la velocidad de quienes caminan funciona como estímulo para imitar la marcha en sólo dos piernas.



El aprendizaje de la velocidad también se convirtió en un estímulo para que los bebés se desplazaran a lugares más alejados, lo cual era más claro cuando los niños y niñas caían menos.

El tiempo que los bebés tardaban en volver a pararse después de una caída era muy variable y en muchos casos se combinaba con largos periodos de tiempo sentados y sin caminar, pero la cantidad de minutos de pie y del número de caídas fue  similar antes de alcanzar un dominio de la caminata.


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