10 noviembre 2010

La diabetes y las enfermedades cardiovasculares un desafio al siglo XXI

Diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer son las enfermedades crónicas que representan un desafío para el siglo XXI, no sólo en los ricos países industrializados. Más que curables, son evitables dicen expertos.

Las enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión disparan otras como el SIDA, la malaria o la tuberculosis. A nivel mundial, el 60 por ciento de las muertes se debe a enfermedades no contagiosas; y la tendencia es al alza.

Muere más gente debido a dolencias cardiovasculares, diabetes u obesidad que por infecciones, exceptuando el África subsahariana, en donde el SIDA es la mayor causa de mortalidad. Este fenómeno es resultado de los cambios en los estilos de vida, de malas costumbres alimenticias: demasiada sal, demasiada azúcar, demasiadas grasas y el hecho de que los alimentos baratos por lo general no son saludables. Todos estos factores, que afectan la salud de los europeos, se presentan ahora en otras regiones del mundo.

No sólo en sociedades ricas
Por mucho tiempo, este tipo de enfermedades fueron entendidas como propias de sociedades de bienestar, de países industrializados con población envejecida. La globalización y la urbanización han cambiado el panorama y también en África los alimentos industriales reemplazan a los tradicionales, en los Emiratos Árabes se consume masivamente refrescos azucarados y la industria tabacalera –debido a las estrictas leyes anti-tabaco en Estados Unidos y en la Unión Europea- enfoca sus antenas, con éxito, hacia el Asia.
En este sentido, el término “enfermedades del bienestar” está caduco, también en la mayoría de países de Europa, los factores de riesgo de estas enfermedades crónicas afectan sobre todo a las clases con menores ingresos. Además, sobre todo en los países en desarrollo la gente aquejada por este tipo de enfermedades se ve empujada a la pobreza, debido a la falta de sistemas sociales. Es decir, las enfermedades crónicas se originan en la pobreza y éstas empujan a la pobreza.

Psiquis enferma
El 80 por ciento de las muertes por esta causa proviene, entretanto, de países con ingresos medios y bajos. Cada vez son más los científicos, políticos y organizaciones internacionales que reconocen el problema. Es más, al lado de la diabetes y las enfermedades cardiovasculares se expanden otras, cuya dimensión aún no se percibe claramente: las síquicas. A nivel mundial, existen 150 millones de personas que sufren de depresiones. Son las afecciones más descuidadas en este momento. En todas las sociedades están estigmatizadas, y aunque originan otras enfermedades no se les da prioridad. En la Asamblea General de Naciones Unidas se decidió organizar una conferencia sobre enfermedades no contagiosas para septiembre de 2011; las enfermedades psíquicas no se tratarían en esa asamblea. En muchos países, para los enfermos psíquicos se ve todavía como única solución el internamiento, aún cuando hoy en día podemos curar ese tipo de afecciones. Podemos tratar depresiones, la esquizofrenia se puede curar también.

No tabaco, no alcohol, más movimiento
Uno de los factores de las enfermedades psíquicas es el estrés, es decir, el estilo de vida moderno, tan difícil de combatir. En cambio, contra la diabetes o la presión alta sí se puede hacer algo en concreto, pues las cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer son enfermedades evitables. La solución: limitar el consumo de tabaco y alcohol y teniendo un régimen alimenticio sano y actividad física se pueden evitar y mitigar en buena parte.

Es decir, que la población mundial tiene que llevar una vida más saludable, se trata de cambios de comportamiento. Esto es, por un lado, difícil de lograr y, por otro, hace cuestionar los límites de la ingerencia de los Estados –por ejemplo con la prohibición de fumar en sitios públicos- en la libertad individual.

No curar, evitar la diabetes
No es una disyuntiva, se trata de procesos sociales de cambio para los cuales la gente precisa de información. Hay que ayudar a la gente a vivir más sanamente y eso tiene mucho que ver con el entorno, con la oferta. Los ayuntamientos y los programas estatales tienen que ver con ello, también la industria alimenticia; se necesita de nuevas directrices. Según los expertos, para combatir con éxito las enfermedades crónicas se requiere de la acción de muchos actores sociales. No obstante, una conciencia cabal del problema aún no existe.

En algunos países europeos es usual todavía la “american way”, sobre todo en lo que a sobrepeso se refiere. En Gran Bretaña, uno de cada tres adolescentes de 14 años tiene sobrepeso. Tenemos que actuar con celeridad. Hay que crear estímulos: un impuesto a los alimentos insaludables así como mayores gravámenes al tabaco y al alcohol. Esta iniciativa, sin embargo, no se deja percibir todavía; aún se trata sólo de los costos, de las consecuencias de las enfermedades.

Pero, ¿dónde está la voluntad de actuar para que no surja el problema de la diabetes?

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