El el diario El Mundo (Salud), he leído que lejos de su origen, las Navidades se están convirtiendo en un verdadero negocio; el consumismo elevado a su máximo exponente. Además de los regalos, la cantidad de comida que se compra y se consume en estas fechas es claro reflejo de ello. Los expertos piden moderación en la mesa.
Tal y como afirma Susana Monereo, responsable de la unidad de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), "las Navidades son un periodo de excesos en general. Nos pasamos todo el año intentando no probar determinados alimentos y ahora decidimos tomarlos y a cantidades muy altas".
Ya no son sólo las fechas señaladas, sino que las celebraciones gastronómicas se extienden prácticamente durante todo el mes de diciembre y parte de enero: cenas de empresa, reuniones familiares, celebraciones con amigos... Es una 'sobrealimentación' que dura mucho y que, como mínimo, provoca un aumento de peso o, en el caso de pacientes con diabetes o colesterol alto, un empeoramiento considerable de la salud.
"La industria de la alimentación se suma a ese incremento en el consumo", subraya Monereo. Y añade: "Por el miedo a que suban los precios la gente empieza a comprar pronto y almacena grandes cantidades de alimentos que luego acaba por comerse [...] ¿La comida forma parte del consumismo? Yo creo que sí".
Comida y bebida
En estas fiestas se ingieren muchos hidratos de carbono, en forma de dulces navideños, así como altos niveles de proteínas y de grasas. Pero la comida no es lo único que hay que controlar, también se debe prestar atención al alcohol ya que cuenta con un alto contenido calórico.
"Por la bebida se pueden ganar fácilmente 18.000 calorías, lo que es posible que se traduzca en una ganancia de peso de dos kilos o incluso más", eso declara Leonardo Reinares, director de la unidad de Lípidos del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico de Madrid. De hecho, el alcohol aporta siete calorías por gramo, lo que provoca que las bebidas con mayor gradación, como el whisky, la ginebra o el licor, sean las más calóricas.
"Lo mejor sería reducir las celebraciones porque cuando acudes a una de ellas es difícil controlarse. Es más adecuado reducir la vorágine de comidas y, entre una y otra, llevar una alimentación más equilibrada que compense los excesos", declara esta endocrinóloga. En esos periodos de 'desintoxicación' lo más recomendable es tomar mucha fruta y verdura y cocinar con poca grasa.
Muchos días de excesos navideños
Además de la cantidad de comida, la ganancia de peso también se asocia con el número de días en los que la alimentación es inadecuada. "El organismo tiene capacidad de autocontrol. Si comes menos tiende a gastar poco, y al contrario", explica la especialista del hospital de Getafe.
Por este motivo, aclara Monereo, "si nos acostumbramos a comer más, el punto de equilibrio se situará dos o tres kilos por encima de nuestro peso inicial. Y esto es lo que provocará que luego sea tan difícil perder lo que hemos ganado y se pueda tardar seis meses en desprenderse de ese par de kilos".
Además de controlar el tamaño de las raciones y la calidad de los alimentos, los expertos recomiendan hacer deporte, aunque sea moderadamente, como forma de combatir la ganancia de kilos. "El ejercicio es la otra parte del balance energético entre lo que comemos y lo que gastamos", aclara esta endocrinóloga.
Y concluye: "Ya basta de dejarse influir por la industria alimentaria, por la manipulación extrema de los consumidores. Ni los alimentos suben tanto en Navidad, ni es necesario comer esas cantidades".
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