En la reunión internacional de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) hubo una conferencia especial para comentar los beneficios de una dieta saludable que ayude a disminuir el riesgo de padecer cáncer. El encargado de comunicar los detalles sobre la relación entre algunos alimentos y esa enfermedad fue Walter Willett, un médico de Harvard que investiga el tema desde hace años y es autor de varios libros con consejos para mantenerse saludable.
Señaló que una dieta cargada en grasas saturadas y carente de frutas y verduras podría influir hasta en un 35 por ciento en la aparición de esta dolencia. Presentó, además, evidencia de por qué es recomendable sumar fibras y no beber alcohol en exceso. Comentó que menos fibras y más alcohol aumentan las posibilidades de padecer cáncer de esófago, laringe o hígado, entre otros.
Además predicó con el ejemplo, al mediodía, Willett se sirvió una porción de pescado con una buena ensalada y lo acompañó con una botella de agua mineral sin gas. De postre, una delicatessen de chocolate. Hace lo que dice: lleva una alimentación lo más equilibrada posible. Estaba de buen humor y comía pausadamente luego de la conferencia magistral en donde anunció ante periodistas de varios países las evidencias de por qué el "factor nutrición" también es importante para prevenir el cáncer. "La mala alimentación puede influir como factor de riesgo en hasta un 35 por ciento (en casos extremos, en hasta un 70 por ciento) en la aparición de esta enfermedad. Hay que considerar que los otros factores tienen que ver con el tabaquismo, el sedentarismo y con la herencia genética, por señalar los más importantes", subrayó el especialista.
Dijo que el sobrepeso influye en la aparición del cáncer de mama, y explicó que no hay que tomar las evidencias que presentó como palabra santa, sino que apenas sirven para entender algunas tendencias.
Repasó algunas de las medidas más difundidas hasta el momento y con cada gráfico que reveló fue reafirmándolas. Concluyó en que hay tres medidas fundamentales que se deben tener en cuenta en la vida cotidiana:
- Basar la alimentación en variedades de frutas, vegetales y legumbres.
- Mantener un peso ideal.
- Hacer actividad física de moderada a intensa.
A nadie se le cayó la mandíbula cuando Willett reveló esto. Desde hace mucho que se viene hablando de lo mismo. Pero cuando empezó a fundamentar por qué había que optar por ese estilo de vida, logró acaparar la atención de nuevo.
"Los cambios de estilo de vida tienen que ser graduales, no se puede mudar los platos que uno consume de un día para el otro. Lo que sí hay que tomar inmediatamente es la decisión de mudarlos, pero hay que tener cuidado con el tiempo que transcurre hasta incorporar las nuevas costumbres. No es bueno para el cuerpo un cambio repentino, hay que consultar con un médico para que el impacto no sea nocivo", puntualizó.
Lo nuevo es que, además de incorporar frutas y verduras, hay que:
- Mejorar la calidad de los carbohidratos: "No está bien que se eliminen o reduzcan drásticamente como sugieren varias dietas. Hay que elegir, simplemente, las opciones más sanas: en vez de pan blanco, integral (con más fibra) y sumar semillas y legumbres".
- Elegir "buenas" proteínas: Es decir, incluir más proteínas provenientes de vegetales, granos o nueces, suplementadas con pescado, carnes y lácteos. Así se ingiere menor cantidad de grasa saturada pero se obtienen más fibras, vitaminas y minerales.
- No tenerle miedo a las "grasas buenas": Sólo hay que comer menos grasas saturadas (grasa animal) que están en las carnes procesadas, lácteos enteros y carnes rojas con grasas. "La carne debe constituir apenas una parte de la dieta, lo mejor es no ingerirla más de dos veces por semana. Ahora, si va a comerla sí o sí, prefiera pequeñas porciones y cortes de buena calidad", agregó el experto.
- Mantenerse hidratado: Evitar gaseosas que aportan calorías vacías y tomar agua, aunque no es necesario exagerar.
Otras revelaciones fueron lo importante que resulta el consumo (comprobado) de calcio y de vitamina D en la prevención. "Si puede, tome más de 3 vasos de leche por día", sugirió el profesor.
Dieta ideal
Cinco o más porciones de frutas o vegetales por día. No es tan difícil comer más frutas. Se pueden a empezar a incorporar en el desayuno y reforzarlas con jugos de frutas.
Incorporar más cereales, legumbres, semillas y no abusar de los azúcares refinados.
No abusar del alcohol. Entre las bebidas, preferir el agua, un límite máximo para las mujeres podría ser 9 vasos y para los hombres, 13.
Si se consumen carnes rojas, elegir las porciones magras y pequeñas. Si se las incorpora sólo dos veces por semana, dan la posibilidad de comer pollo o pescado durante los otros días.
Limitar el consumo de sal. El límite máximo diario equivale a una cucharadita de té, es decir no más de 2.400 mg.
Los vegetales protegen del cáncer de colon, recto, estómago, pulmón, boca, faringe y esófago. Hay evidencias de que las fibras ayudan a prevenir el cáncer de mama, recto y colon. Sobre el alcohol, sospechan que un consumo excesivo eleva el riesgo de cáncer de faringe, laringe, hígado, esófago y boca.
Los médicos a principios del siglo pasado ya relacionaban el cáncer con la nutrición. Pero recién tres décadas atrás empezaron a preocuparse seriamente por las evidencias. En esa línea está la advertencia del experto de Harvard. Viene a corroborar anteriores investigaciones, como la European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), que sugirió que comer medio kilo de vegetales por día puede bajar el riesgo de cáncer en el tracto digestivo en un 25%. Aunque el factor genético tiene mayor incidencia, conviene tener en cuenta las recomendaciones.
Fuente: intramed.net - 6/6/2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario...