Pero de un tiempo a esta parte, como si se tratara de un virus infeccioso, el tema ha penetrado la cobertura de todos aquellos que se creían por encima de estos territorios. ¿La felicidad? Hmm...
La BBC, para tomar un ejemplo, se pasó meses investigando y trabajando en una serie de seis programas que está a punto de estrenar en la televisión británica: "La fórmula de la felicidad".
Por supuesto, fieles a una tradición racionalista y pragmática, la serie vincula esta emoción, de las más subjetivas y personales del ser humano, con la ciencia. ¿Cómo la podemos medir?
Medición
Esta serie de la BBC explora las más recientes investigaciones que se están llevando a cabo alrededor del mundo.
La felicidad siempre ha sido considerado un concepto muy impreciso, señala Richard Layard, profesor de Economía de la London School of Economics, y autor de "La felicidad, lecciones de una nueva ciencia".
El problema con esa palabra, dice Layard, es que "cuando la usas, por lo general se asocia con algo como globos flotando en el cielo o algo frívolo".
Pero los científicos ahora dicen que la felicidad se puede medir. Los científicos sociales miden la felicidad simplemente preguntándole a la gente cuán felices se sienten.
Se cree que cuando una persona responde a este tipo de preguntas, la tendencia es a hacerlo de acuerdo a lo que sus amigos, o aún extraños, podrían responder. En consecuencia, muchos tienden a contestar que se sienten satisfechos.
Simplicidad
El profesor Ed Reiner, psicólogo de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, le dijo a la BBC que la ciencia de la felicidad está basada en una idea muy simple. "Pueda que suene tonto, pero nosotros le preguntamos a la gente que nos diga cuán felices son en una escala de 1 a 10", cuenta Reiner.
"Y lo interesante es que esto produce respuestas reales que son válidas. No son perfectas pero son reales y dan una idea de otras cosas reales que pueden suceder en sus vidas", explicó.
Y hay otros centros que están investigando el tema lanzando preguntas automáticas a los teléfonos celulares de los participantes, a lo largo del día.
Lo curioso de estos resultados es que responden al mismo tipo de procedimiento que siguen los economistas para medir la pobreza y el crecimiento, lo que les da valor científico.
¿Poderes mágicos?
Después de todo, algo que muchos dicen que tiene poderes mágicos, vale la pena analizar seriamente.
Hasta ahora no existen pruebas fehacientes, pero varios científicos creen que la felicidad hace a una persona más saludable, vivir más, tener más resistencia y un mejor desempeño en actividades de la vida.
Los estudios se están llevando a cabo comparando cuán felices dicen los entrevistados ser en relación con una serie de otros factores.
Entre estos: edad, sexo, estado civil, religión, salud, ingresos económicos, ocupación, etc.
Lo valioso de estos estudios, en los que toman parte miles de personas, es que uno tras otro tienden a confirmar tendencias sobre la relación entre la felicidad y otro tipo de factores.
Por ahora no se ha podido comprobar cuál es la verdadera relación de causa y efecto: si la gente goza de mejor salud porque tiende a sentirse feliz o si experimentan más felicidad porque tienen buena salud.
En cualquier caso, los psicólogos han conseguido identificar algunas correlaciones bastante marcadas.
Según el profesor Diener, la evidencia existente sugiere que la gente más feliz vive más que la gente con tendencia a la depresión.
Materialismo
Ya son décadas de trabajo monitoreando la felicidad y uno de los datos cruciales que ha emergido es que, a pesar del enorme aumento de la riqueza vivido en los últimos 50 años en los países ricos, los niveles de felicidad no han aumentado.
Hablando con la BBC, el profesor Daniel Kahneman, de la Universidad de Princeton, EE.UU., aclaró que "los niveles de calidad de vida han aumentado de manera dramática, pero los de felicidad no han experimentado similar aumento -y en algunos casos, hasta ha disminuido", dijo.
Los datos sugieren que, de manera general, los países más ricos tienden a ser más felices que los países más pobres, pero una vez que uno ha conseguido tener un techo, comida y ropa, el dinero extra no hace a la gente más feliz.
Y los científicos creen saber la razón: primero, porque se cree que los seres humanos nos adaptamos al placer.
En general buscamos las cosas que nos dan instantes de felicidad, como comer un chocolate o comprar un auto nuevo. Pero este efecto se desvanece pronto.
Segundo, se cree que tendemos a considerar nuestra vida en comparación con la de los demás: podemos vernos mejor o peor que el otro.
Además, los investigadores creen que en general tenemos una lenta capacidad de adaptación a cosas más significativas, como la amistad y los objetivos de vida.
El secreto
Según el profesor Ed Diener, no existe una llave para la felicidad sino mas bien una serie de ingredientes:
- En primer lugar, familia y amigos. Los estudiosos sostienen que mientras más amplio sea el círculo de personas con las que nos relacionamos y más profundas sean esas relaciones, mejores efectos tiene sobre el organismo.
Del mismo modo que el estrés puede llevar a alguna enfermedad, se cree que la amistad y la felicidad tienen propiedades protectoras del cuerpo humano.
El matrimonio también figura como importante. Según los estudios, un hombre casado puede llegar a vivir siete años más que uno soltero y una mujer casada, cuatro.
La información disponible no señala si depende que esas relaciones sean positivas o no para tener ese impacto sobre la extensión de los años de vida.
- El segundo ingrediente vital es tener un significado en la vida, el creer en algo más grande o más poderoso que uno, ya sea en forma de religión, espiritualidad o una filosofía de vida.
- El tercer elemento es tener objetivos, metas que son parte de los proyectos a largo plazo por los cuales uno está trabajando.
Pero también, metas en la vida que uno asuma que van a contribuir a una mayor felicidad.
Según los psicólogos, es importante buscar la satisfacción en nuestras vidas a través de objetivos que a la vez sean estimulantes de conseguir y que utilicen nuestras fuerzas y habilidades.
Y ¿usted qué piensa? ¿Cree que ya hace algo de esto para ser feliz o empezará a introducir cambios en su vida? La decisión, como en casi todo, es suya.
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