La enfermedad arterial periférica (EAP) es un proceso secundario al estrechamiento de las arterias que riegan las extremidades y está en relación directa con la presencia de aterosclerosis. Por eso, es más frecuente a partir de los 50 años, afecta con mayor intensidad a sujetos fumadores y tiene una evolución progresiva con la edad. La falta de riego en las piernas produce dolor, inicialmente sólo al caminar, y puede llegar a limitar marcadamente la actividad física de un sujeto.
Estaba ya demostrado que los programas de rehabilitación consistentes en caminar sobre una cinta de correr mejoraban los síntomas de la EAP. Lo verdaderamente novedoso de este nuevo ensayo clínico que ahora se publica en la revista 'Annals of Internal Medicine' es la validez del ejercicio realizado incluso en casa y sin ningún tipo de supervisión por profesionales sanitarios.
Curarse en casa
La investigación se planteaba demostrar que el ejercicio realizado sin necesidad de acudir a un centro de rehabilitación era capaz de producir efectos beneficiosos sobre la progresión de la EAP. Y es que aunque la actividad física sea fundamental en el manejo de esta enfermedad, la complicación logística de transportar a los pacientes, muchas veces ancianos, a centros de rehabilitación hace que sean pocos los sujetos que se incluyen en estos programas.
En el ensayo participaron 417 hombres y mujeres mayores de 55 años aquejados de esta enfermedad y con diferentes grados de severidad. En todos ellos se evaluó inicialmente su capacidad funcional mediante una serie de pruebas estandarizadas como la distancia recorrida en seis minutos, la capacidad para levantarse de una silla, el equilibrio y la velocidad de la marcha rápida.
Todos contestaron a un cuestionario sobre el ejercicio semanal realizado, contabilizando la actividad igual o superior a tres sesiones semanales con una duración global de al menos 90 minutos. Los pacientes fueron reevaluados anualmente y el seguimiento medio fue de al menos tres años.
Los resultados cumplieron las expectativas de los investigadores. Se demostró que los pacientes que caminaban al menos tres veces por semana sufrían una progresión más lenta de los síntomas en comparación con los que no alcanzaban ese grado de actividad.
También quedó reflejado que los más beneficiados por este tipo de ejercicio son los sujetos con enfermedad más avanzada. Sorprendentemente, en las personas con EAP leve que todavía no produce ningún síntoma se consiguió también frenar la progresión mediante la estrategia de caminatas caseras. Este dato es importante ya que, como consecuencia de la patología, este grupo de pacientes es el de mayor riesgo para sufrir limitaciones en su actividad diaria.
Para los autores del trabajo, el resultado demuestra que un régimen de ejercicio controlado por el propio paciente y sin supervisón mejora claramente la evolución de la EAP. Algo importante ya que se ha demostrado que el porcentaje de estos sujetos que realizan rehabilitación controlada no alcanza al 10% del total.
Fuente: elmundo.es
Creo que me hace mucha falta caminar.
ResponderEliminarSaludos.-
Creo que aa todos nos hace falta.
ResponderEliminarGracias.
Salud.