Y es que se trata de algo que no solamente constituye una mala noticia, sino que puede llegar a ser mortal, especialmente en personas de mediana edad, según un estudio realizado entre 4.301 personas de entre 51 y 61 años.
La investigación halló que la incidencia de los ataques de corazón y las apoplejías entre quienes perdieron sus puestos de trabajo fue más del doble que entre quienes aún lo conservaban.
"Para muchos individuos, perder un puesto al final de su carrera es una experiencia excepcionalmente traumática, con posibles resultados indeseables, como episodios cardiovasculares y cerebrovasculares", dijeron los investigadores en la publicación Occupational and Environmental Medicine.
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