30 junio 2007

Obstáculos al caminar

La mayoría de construcciones que hay en las ciudades, toman las aceras en su totalidad o parte de ellas para colocar láminas metálicas a modo de muros.

Para admirar el casco viejo de cualquier capital durante un paseo a pie por la ciudad, hay que llevar la mirada hacia arriba de los edificios considerados históricos para poder ver su exigua belleza; si se ve para abajo, los maltrechos puestos de las ventas informales impiden hacerlo.

En algunos casos es necesario taparse la nariz para que la hediondez del orín y las heces que hay en las zonas baldías, edificios abandonados y aceras, no penetre hasta el estómago y le evoque las ganas de vomitar.

Debemos esconder las pocas prendas de valor que llevamos puestas y los euros que se cargan encima, por el temor a ser víctima de los ladrones, de los timadores, o de los malvivientes.

El caminante tiene que sortear las derruidas aceras que evidencian que hay cero mantenimiento por parte de la alcaldía, para que los transeúntes no tropiecen con el cemento levantado por las raíces de viejos árboles, o que se caiga en los cientos de arquetas de aguas lluvias y negras cuyas tapaderas han sido hurtadas.

En la caminata hay que bajarse a la calle, ya que la mayoría de las construcciones que se hacen en el centro se toman las aceras para colocar láminas cual muros de seguridad.

El ciudadano a pie tiene que armarse de valor para cruzar una bocacalle, usualmente tomada por los vehiculos que se quedan en medio tapando todo intento por pasar, aunque el semáforo cambie muchas veces.

Esos son algunos obstáculos para el que quiera pasear a pie por el desordenado centro histórico de cualquier ciudad.

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