30 abril 2007

El paso más sexy: dime cómo caminas y te diré si gustas

La forma en que nos movemos delata mucho de nosotros mismos, y el caminar en especial es en cada persona inconfundible. Un estudio revela cuál es el andar más sexy, desde el punto de vista del sexo opuesto. El lenguaje corporal está hecho de movimientos y gestos, y abarca desde la mímica facial hasta la manera en que alguien da la mano al saludar.

Desde siempre, estas características han sido parte de un sinfín de códigos tácitos que percibimos en el otro y que forman parte de la personalidad de cada uno.
Entre ellos, la forma de caminar es una faceta más de la expresión humana y produce aceptación o rechazo, de acuerdo con el sexo y con el gusto de cada quien. Pero, aún siendo un detalle en el que tal vez no reparamos, la percepción del modo de caminar de los demás es un factor clave.

En la Universidad de Bochum se investigó cuál es el paso que agrada más a hombres y mujeres en el sexo opuesto y éstos son los resultados.


No hay dos pasos iguales


Así como reconocemos a alguien por su rostro, su ropa o su voz, también su forma de moverse es una característica por medio de la cual nos resulta imposible confundir a una persona con otra. Los investigadores de Bochum, dirigidos por el Profesor Nikolaus Troje, publicaron en la revista especializada Rubin el resultado del estudio que permite conocer los gustos de hombres y mujeres respecto del tema.

¿Cuál es el paso que más fascina a hombres y mujeres? Las respuestas de cada uno de los dos sexos son totalmente diferentes. La investigación se basa en la importancia capital de la percepción del movimiento, ya que provoca en nosotros reacciones que van desde la huída a la agresión, y forma parte de comportamientos sociales, determinando también la atracción sexual.

En el laboratorio “BioMotion Lab” de la Facultad de Psicología se investigó mediante un innovador procedimiento la forma en que el cerebro elabora modelos complejos de movimientos. Se vistió con ropas de color oscuro a más de 100 voluntarios y se les adhirió puntos luminosos en algunas articulaciones. Se los llevó a una habitación a oscuras, en la que sólo podían verse los puntos reflectores, los que, al moverse, componían la silueta humana durante fracciones de segundo.


Los participantes que observaban estos movimientos en el monitor pudieron reconocer en tres de cada cuatro casos si los movimientos de la silueta eran de un hombre o de una mujer. Las características de dicho reconocimiento confirmaron prototipos ya conocidos, como el del hombre con paso de cowboy, con las piernas algo abiertas, los codos hacia afuera y hombros que se balancean hacia los costados.

Predominarían prototipos masculino y femenino

En general, puede decirse que los resultados demostraron, en cuanto a las marcadas diferencias y estadísticamente hablando, que el comportamiento al caminar une a la especie humana con los animales. En el hombre, porque su paso tiende a ocupar la mayor cantidad de lugar posible, a lo largo y a lo ancho, como lo hace también la paloma macho cuando infla sus alas, o el león con su melena, según Troje al semanario Der Spiegel.

En cuanto a las mujeres, sus movimientos suelen ser más retraídos y utilizan señales más sutiles. Su caminar es menos expresivo, ocupan menos lugar y mantienen los codos junto al cuerpo. Apenas mueven el tronco, mientras que realizan movimientos circulares con las caderas.
Para obtener más conocimientos sobre el lenguaje corporal, se pidió a los voluntarios que, luego de la prueba de reconocimiento, calificaran el atractivo sexual de los caminantes. Los calificadores de ambos sexos estaban de acuerdo en que el paso masculino más sexy no es el del cowboy, sino el del hombre cuyo paso es una combinación de empuje, energía y decisión.

El andar femenino más atractivo dejó más opiniones encontradas. Para los hombres, el caminar de la mujer es más atractivo cuando da pasos en los que sus pies se posan en el suelo grácilmente uno delante del otro. A los hombres les gusta el paso “Catwalk” o al estilo de las modelos en la pasarela: los pies se mueven a lo largo de una línea, casi entrecruzando las piernas. Lo que sí quedó claro es que el paso netamente masculino balanceando el torso no le cabe a la mujer, ya que, según los participantes masculinos, tiene un efecto desagradable y para nada sexy. Para las mujeres el tema es simple: según ellas, balancearse es atractivo, y el paso sin impulso da la impresión de represión del movimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario...