Uno puede levantarse muy temprano, a las 5 de la mañana, por ejemplo, e
irse a caminar con los amigos.
Nada demasiado inusual en todo ello, una manera entre otras de pasar el
sábado.
Si el tiempo acompaña y no hace excesivo calor ni
llueve puede convertirse no sólo en una forma de hacer ejercicio, sino
también de cultivar las relaciones sociales, caminar juntos une mucho,
por aquello del esfuerzo compartido.
Esa caminata puede
transformarse además en un símbolo, y entonces la cosa cambia, y mucho.
Es muy posible que el colectivo que camina quiera decir algo, quiera
destacar que está dispuesto al esfuerzo, a no rendirse con facilidad
ante lo que considera injusto.
Es altamente probable que los
profesores, estudiantes y padres que inician marchas y también los que se les unieron por el
camino, estén decididos a hacerse oír.
Entre sus voces
ninguna pide aumento de sueldo, sólo que los recortes económicos no se
ceben con la enseñanza pública, que sea de verdad de todos y para todos,
compensadora ante las desigualdades y propiciadora de posibilidades.
Asusta
pensar que pueda llegar a haber una generación con menos oportunidades
de preparación que sus padres, e incluso que sus abuelos, cuando
hablamos de niños que comienzan ahora su andadura por el sistema
educativo.
Quizás no resulte tan cansado caminar muchos
kilómetros, como seguir oyendo decir que los maestros no tienen derecho a
protestar, que tienen un trabajo fijo y cómodo. Se olvidan de añadir,
no obstante, que también puede resultar muy gratificante cuando ves
cómo avanzan tus alumnos, comprobando que puedes ofrecerle a cada uno
exactamente lo que necesita. Lo contrario desespera bastante.
Llega
también a cansar explicar lo obvio: que en la enseñanza pública con miles de profesores interinos, que quiere decir
provisionales, muchos de ellos trabajando sólo a media jornada y que
cabe la posibilidad de que el curso que viene un buen número de ese
colectivo no trabaje.
Totalmente de acuerdo en que se
racionalicen los gastos, en que no se despilfarre, en que nos apretemos
un poco el cinturón, pero no a costa de la calidad en la educación de
nuestros hijos ni en la pérdida de servicios sanitarios o sociales.
No
vaya a ser que no tengamos suficientes sábados.
Caminar, es el más antiguo de los ejercicios, que tiene enormes beneficios para la salud. Lo aquí expuesto es para las personas sanas que quieren seguir siéndolo y que no saben cómo cuidarse o que no pueden, no quieren o no lo intentan. El objetivo: apoyar a los que se cuidan, animar a los que no lo hacen y dar consejos útiles a ambos. Simplemente mediante el ejercicio de caminar. Ya sabes: "Caminante no hay camino... se hace camino al andar". ¿A qué esperas?
05 junio 2012
Una manera de pasar el sábado
Etiquetas:
acciones legales,
caminar,
tendencias,
valores humanos
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