A diario, por la mañana o por la tarde, es frecuente
comprobar cómo numerosos viandantes utilizan estas zonas en lugar de la acera.
Aunque los usuarios que transitan por esta zona tienen un
perfil muy variado, muchos de los que no utilizan el acerado son
alumnos de institutos cercanos, a la entrada y salida de clase, en donde se
pueden observar amplios grupos de jóvenes andando por la calzada, también lo hacen numerosos ciudadanos que salen a pasear o caminar cuando empieza a caer el sol.
La dejadez, la irresponsabilidad y la falta de
concienciación sobre los peligros que esta conducta conlleva son algunos
de los motivos por los que ciertas personas deambulan por el carril
auxiliar.
Este inadecuado
comportamiento de la
circulación peatonal es la asignatura olvidada en la mayoría de las
ciudades de este país. La normativa estatal sobre circulación y seguridad
vial es muy exigua respecto a esta materia, pero clara. Un peatón no
puede andar por la calzada porque no es su zona, puede cruzarla por el
paso de peatones y si no lo hay debe de hacerlo siempre por el paso más
estrecho, menos peligroso y menos perpendicular a su origen.
La acera es un reducto seguro para el peatón. En ella se siente protegido de forma aceptable, no obstante,
el no usar las aceras o cruzar las calles por lugares no habilitados para
ello constituye un riesgo potencial de sufrir daños y lesiones de
diversa gravedad. .
Siete de
cada diez atropellos son responsabilidad del conductor. En cambio, el peatón es mucho más indisciplinado desde el punto de
vista del incumplimiento de la norma. Cuatro de cada diez atropellos se
realizan fuera de pasos de peatones, y la responsabilidad es casi
siempre del viandante. Es una cuestión de educación vial, por eso son
tan importantes y necesarias tener en cuenta estos datos y caminar por los lugares para peatones en todo momento.
Debemos concienciarnos sobre los comportamientos viales
adecuados y correctos.
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