Un bolsillo escaso podría ser la excusa perfecta, pero el factor económico no es un impedimento para incorporar el ejercicicio en la agenda de cualquiera.
Cuando se habla de ejercitarse y de bajar las libras que nos ponen en peligro, muchas personas inmediatamente lo asocian con gastos, membresías en gimnasios, compra de equipos, tenis, ropa y hasta de la contratación de un entrenador personal que los ponga en forma. Otros entienden que están sujetos a inscribirse en programas alimentarios cuyos precios frustrarían el ímpetu del más optimista.
El bienestar físico no está reñido con el factor económico. Existen oportunidades reales para iniciar un programa con un presupuesto mínimo y hasta sin inversión alguna. No hay excusas para seguir negándole a su organismo el beneficio que a corto y largo plazo obtendrá.
Para irse a la segura y partir “con el pie derecho”, como reza el refrán, lo más indicado es que acuda a su médico y reciba recomendaciones sobre cuál es el programa de ejercicios más adecuado.
“Las evaluaciones médicas son decisivas para establecer la intensidad de la rutina, que en cada caso es muy particular. Hay personas que se marean, o que tienen algún problema de salud que les impide ejecutar una actividad en particular”, sostiene la entrenadora personal independiente Alice Ramos.
Una vez ejecutado este primer paso, Ramos recomienda que se consideren cuáles son los objetivos que tiene la persona para entonces proceder a estructurar el plan.
“La persona debe estar clara en que a través del ejercicio va a mejorar sus funciones del diario vivir, debe interiorizar que se está adentrando en la búsqueda de un buen estilo de vida saludable donde se sentirá mejor consigo mismo, con su cuerpo y, por ende, esto redundará en una mejor autoestima que a su vez ofrece más estabilidad emocional”, sostiene la entrenadora, quien también labora en Fitness Gallery en Cupey.
Otra sugerencia que ofrece Ramos es desarrollar una lista de las actividades físicas que más le agradan y de los lugares donde optaría por ejercitarse. Caminar, correr, montar bicicleta, nadar y brincar cuica son algunas de muchas actividades que puede realizar en una variedad de lugares en los que no tendría que pagar ni parking. ¡Pues hay que aprovecharlo!
En el proceso de educarse para adoptar el programa de ejercicios de su conveniencia, revise páginas de Internet en las que pueda inscribirse y beneficiarse de sus planes de ejercicios combinados, en muchas ocasiones con orientación nutricional. Si no cuenta con el servicio de Internet, adquiera revistas y libros sobre el tema. Son bastante completos y menos costosos que un gimnasio. También puede comprar vídeos de la disciplina que mejor se ajuste a sus gustos y desde su hogar practicar las rutinas que ofrece. Estas opciones son económicas y le permiten ejercitarse aún en los frecuentes días lluviosos.
Desde su hogar puede recurrir a utilizar múltiples artículos que se adquieren en tiendas por departamentos y no necesariamente en las que venden exclusivamente efectos deportivos. Cuicas, un mat, pesas, bandas elásticas y una bola suiza, entre otros, son artículos que, a un precio módico ayudan a variar sus rutinas y lograr sus objetivos. Sin ninguna inversión, puede recurrir a bancos y sillas que le sirvan de apoyo en la realización de algunos ejercicios.
Ejercítese en exteriores
Si opta por caminar, hágalo en los alrededores de su comunidad, acuda a las pistas que hay en las urbanizaciones y a los parques comunitarios. Aproveche las piscinas que tienen algunos complejos residenciales y las de los municipios a la disposición de los ciudadanos. Corra bicicleta tanto en su comunidad como en los paseos lineales y parques recreativos que encuentre disponibles. Por lo regular estos lugares están rodeados de naturaleza e invitan a una sana recreación. Si sabe nadar, nade. Si no sabe, este verano es buen momento para aprender.
Organice al menos dos veces al mes paseos donde están garantizadas largas caminatas como en los bosques, El Yunque, el Jardín Botánico o a la orilla de las playas. Mientras se ejercita, a través de estas actividades disfruta de lindos parajes muchas veces olvidados al momento de seleccionar los paseos entre amistades y familiares.
Varíe las rutinas
Alterne sus rutinas para evitar caer en el aburrimiento. Si durante varios días caminó o corrió en su comunidad, otros días combine el ejercicio con bicicleta.
Otra forma de no rendirse es buscar motivación y apoyo de familiares y vecinos. Forme un grupo o únase a uno establecido en su comunidad. Indague si el municipio donde reside tiene disponible el programa Ponte en forma del Departamento de Recreación y Deportes. En éstos se contratan a personas debidamente preparadas para dirigir las rutinas de ejercicios.
Los entrenamientos grupales, además de cumplir su cometido mejoramiento físico, sirven para fomentar nuevas amistades y continuar creando circuitos y una variedad de actividades físicas más allá del ofrecimiento del programa.
“No olvide que, sin tener que obtener la membresía de un gimnasio o pagar los servicios de un entrenador, puede obtener un buen rendimiento. La clave está en la constancia y en la disciplina. Escoja actividades que realmente disfrute y sea consistente en la ejecución de los ejercicios y verá cómo su cuerpo le seguirá pidiendo mayores retos”, concluyó Ramos.
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