Los nuevos avances se han puesto al servicio del deportista para prevenir lesiones, mejorar su práctica deportiva y, dicho en plata, dejar que el deportista sólo se preocupe de correr más rápido que nadie, saltar más lejos o jugar mejor.
En casi todas las disciplinas, la salud empieza por los pies, y las marcas no han tardado en diseñar botas y zapatillas de mil colores y formas para jugar al fútbol, al baloncesto, al tenis o al ciclismo.
Pero no todo está inventado, marcas como Medilast Sport se han propuesto ir un poco más allá: diseñar calcetines.
Estas prendas llevan, por ejemplo, unos refuerzos para proteger las zonas de más importancia, como el tendón de Aquiles y los maléolos, que evitan las molestias típicas de estas zonas y la planta del pie.
Están fabricados con un doble tejido: el primero absorbe el sudor de la piel, y el segundo absorbe el primer tejido, evaporando la humedad y evitando así la hiperhidrosis y el frío.
La mejora en el rendimiento viene dada por el ahorro de oxígeno que genera la activación de la circulación; al disponer de más oxígeno en sangre, se puede diluir más ácido láctico –causante del bloqueo muscular–. De esta forma, se consigue elevar el umbral anaeróbico del deportista y aumentar su resistencia.
Un calzado para cada actividad
- Para andar por el monte: Cómodo, que se ajuste bien al tobillo para evitar torceduras, y con una suela bien surcada que permita andar por superficies irregulares y evacuar rápidamente el agua.
- Para montar en bici: Zapatilla de suela dura y rígida, para concentrar el esfuerzo en la pedalada. Para evitar enganchones de cordones en el pedal, lo ideal es un sistema de cierre tipo velcro o similar.
- Para correr: Zapatillas flexibles, con algún tipo de material absorbente de impactos en la mediasuela y que nos permitan un buen sistema de sujeción para evitar lesiones o sobrecargas.
- Para jugar al tenis: Suela lisa y cerrados en el empeine. La idea es mantener el pie muy sujeto. Refuerzos en las zonas que más se fuerza, como pueden ser los talones.
- Para jugar al baloncesto: Zapatilla tipo bota, de caña alta, para evitar torceduras en los tobillos motivadas por los saltos. Suelen llevar algún sistema de amortiguación, aunque limita la movilidad del tobillo.
- Para jugar al fútbol sala: Zapatilla de suela lisa, porque se juega en una superficie lisa. Además, como el contacto con el suelo es muy abrasivo, esta suela tendrá que estar más reforzada que una normal.
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