La mayoría de los animales gasta la misma energía cuando corree que cuando camina, pero esto no es así en el caso de los hombres, que consumen cinco veces más energía al correr. La diferencia la establecen las rodillas.
Cuando las personas aumentan la velocidad de sus pasos y llegan a correr la fuerza muscular generada por la cadera se duplica mientras que la de los tobillos permanece constante. La peor parte se la llevan las rodillas, que tienen que generar cinco veces más fuerza que cuando el sujeto camina, según refleja una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Harvard y publicada en 'Journal of Applied Physiology'.
Para comprobar el esfuerzo que hacen las rodillas al correr, los investigadores filmaron a cuatro hombres sanos mientras caminaban y corrían a seis velocidades distintas. También midieron la fuerza vertical que los sujetos ejercían sobre el suelo.
De esta forma observaron que las rodillas se flexionan más al correr que al andar, incluso la de la pierna que toca el suelo, por lo que la fuerza generada por los extensores de las rodillas y el trabajo realizado por los músculos cuádriceps es cinco veces mayor, lo que supone un gasto de energía entre un 50% y un 80% más que al caminar.
La cadera y los tobillos, sin embargo, no sufren tanto como las rodillas al cambiar de velocidad. Aunque las tres articulaciones aumentan el volumen de músculo activo a medida que se incrementa el ritmo de los pasos, el aumento que se produce en los extensores de las rodillas es mayor que el de las otras dos articulaciones.
"Cuando una persona intenta mantener sus rodillas flexionadas en un ángulo de 90 grados se cansa muy rápidamente, por el esfuerzo que realizan los músculos del cuadriceps. Por el contrario, si tiene las piernas rectas no notan ninguna fatiga en estos músculos. Esto es similar a las diferencias que existen entre caminar y correr", explica la investigación.
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