28 abril 2005

Expertos advierten de peligrosa reducción capa de ozono


La capa de ozono sobre el Artico ha disminuido a su mínimo espesor este invierno en el hemisferio Norte, según se ha comprobado desde que comenzaron ese tipo de mediciones hace cuarenta años.

La reducción de la capa de ozono facilitará que llegue a la superficie de la Tierra más radiación ultravioleta, lo que aumentará la incidencia del cáncer de piel, según científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).


Los últimos estudios llevados a cabo por esos científicos, señalan que esa pérdida de ozono no se debe a un aumento de la contaminación atmosférica sino que es un efecto colateral del cambio climático. A altitudes elevadas, un 50 por ciento de esa capa protectora estaba ya destruida este invierno.

Esos nuevos datos echan por tierra la teoría de que basta reducir la contaminación atmosférica para corregir el problema de la capa de ozono. Según los científicos, el proceso de destrucción del ozono se ha acelerado por el aumento, este invierno, de las nubes situadas en la estratosfera, a más de 24 kilómetros de altitud.

Las nubes, que se encuentran hacia el centro de la capa de ozono, constituyen una plataforma que facilita las reacciones químicas rápidas que destruyen el ozono.

Según los científicos, a finales de marzo, cuando la capa de ozono había quedado reducida al mínimo, masas de aire procedente del Artico llegaron a diversos países europeos, incluidos los mediterráneos, con lo que aumentaron los efectos de la peligrosa radiación ultravioleta.

El profesor John Pyle, de la Universidad de Cambridge, expresó su preocupación por el hecho de que la gradual eliminación de los clorofluorocarbonos, utilizados en refrigerantes y propulsores de aerosoles, en el marco del llamado protocolo de Montreal, no haya contribuido a mitigar el problema.

'Los niveles de contaminación no han aumentado, pero los cambios en la atmósfera han facilitado las reacciones químicas que permiten que las substancias contaminantes destruyan el ozono, y es muy probable que continúe esta tendencia aun cuando se reduzca la contaminación', advirtió Pyle.

El aumento de los gases que contribuyen al llamado efecto invernadero hace que se calienten las capas más bajas de la atmósfera, pero la estratosfera se enfría al mismo tiempo.

Como resultado de todo ello se forman nubes de hielo a entre 14 y 26 kilómetros de altitud, exactamente en la zona en la que se sitúa la capa de ozono.

Según Pyle, la mezcla de aire en el hemisferio norte es más rápida que en el sur, lo que ha evitado que se produjera un agujero de ozono, sino simplemente una disminución de la capa protectora.

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